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Jesús Ruiz...desde Orihuela

Historias

Adrián el Africano y catorce más

Adrián el Africano y catorce más

"Cuando se atascaba en el barro decía con los brazos en alto y prietos los puños que le segásemos las rodillas de manera tan quijotesca, que, reíamos, ganándonos un resuello y él, respeto" 

Corbilla en mano, agua en la ingle, barro en las rodillas, segando, amolando, sudando; dios. La limpieza del cauce del Azarbe de las Fuentes desde el río hacia el orcelitano Manantial de San Antón, empezaba todos los años en el caluroso julio como dispone la costumbre recopilada en las ordenanzas del agua; jurisdicción privativa pulida por las tres culturas y respetada por los fueros de Valencia.

Duro trabajo este de andar en el barro, aliviado con el frescor del agua fangosa por la quebrada y por ocurrencias como las de Adrián el Africano, viejo legionario de los de antes con un medallero ganado al Sahara español digno de Narváez. Un tío con clase y duro de verdad, de los que hoy escasean. Cuando se atascaba en el barro decía con los brazos en alto y prietos los puños que le segásemos las rodillas de manera tan quijotesca, que, reíamos, ganándonos un resuello y él, respeto. 

Con botijos sudados de agua fresca nos hidrataba el Síndico del Azarbe de la Fuente; elegido por el heredamiento en el Juzgado Privativo por tres años, además señalaba los descansos del cigarro. Esos minutos sabían a placer de marqués, aún allí tirados en el costón recibiendo a lengüetazos la apacible brisa de la tarde y molestados por el sol que se escurría entre el cañar sin cortar en el quijero de braza. En silencio, los más viejos liaban su tabaco con un pulso que ya temblaba por el esfuerzo cansino del cortar, arrimar algas y subir los fardos de la hierba y cañas desde el fondo. La hondura del azarbe enclaustraba los sonidos, acompasados por los secos golpes de nuestras corbillas de Catral y el manoseo de la palas de barro por la gala del agua.

Con el trajín de los quince, apenas se advertían las escasas anguilas que se escurrían como rayos negros a la altura del primer hombre, casi siempre, Adrián. Le gustaba la carne de anguila. Al ser faena difícil por marcar el avance en la maraña se cambiaba con regularidad el puesto de cabeza. Mi turno llegaba antes al ser el mas joven de la cuadrilla y lo señalaba con una mueca el agotado vanguardia. Mi cuerpo empapado seguía a lo suyo y mi mente iba más allá de la refriega de ser el primero; como los que siempre han tenido que ir en cabeza, y veía el oasis secreto de agua clara que se liberaba de su lentitu para recorrer coloreada este manglar oriolano hasta el Segura.

El silencio, la calina y el bochorno agobiaban. Distraía el esfuerzo observando corriente arriba la maraña de carrizos, ramas cruzadas y ribazos del túnel selvático lanceado por el duro sol de julio, lleno de vida independiente, del cada uno a lo suyo y todos pendientes. Nos acercamos así al palmeral andalusí en el que ya no existen las viejas cenias que regaban las palmeras, ni la fiesta del dátil de agosto.

El avance hacia el Monte San Miguel nos adentraba en un bosque de columnas orgullosas, mezclándose la gracia del entorno con el peligro oculto en el barro por los restos de caracolas. Cómo cortaban esas cuchillitas y qué rápido se curaban, ¡qué aguas! Profundas y mercuriosas aguas, que afloraban algo saladas al pasar entre rocas alcalinas para salir al cauce tras descansar en la alberca de Los Baños de San Antón; hoy dicen spa.

Un día de julio y lejano el Día del Pájaro, se terminó, se acabó, miraba atrás y no me lo creía. Lo que cuesta ganarse unas monedas, para gastar. –"El año próximo no volveré Adrián, el barro es muy duro"-. Riendose dijo de reojo – “Duro era el Sahara cuando me alejaba de Tarfaya, por lo menos aquí hemos terminado el trabajo Jesús, dame fuego-“, me dijo sonriendo antes de reír. Nunca más fui al barro, pero a veces, creo que sigo allí, restando palmeras junto a un azarbe sin clientela. Adrián, el Africano, descansa en paz. 

 El manantial, también. 

orihuela tras las palmeras

Nuestras bicicletas

Nuestras bicicletas

Hace tres años, publiqué esta historia que luce actualidad tras las bochornosas noticias que nacen de la Cortes de Castilla la Mancha. Los principios constitucionales se marchitan gracias a la despreocupación de políticos de voto domiciliado y decisión cautiva.

-Nuestras bicicletas-

"Recuerdo mi bicicleta azul, la de mi hermano era roja.
Recorríamos, en nuestras máquinas de libertad, los caminos de la huerta del entorno de Orihuela, flanqueados por miles de árboles. Era como un bosque parcelado que compinía un paisaje espectacular, acompañados por el ir y venir de mariposas y pájaros como los gafarrones, verderoles, abubillas, merlas y las oropéndolas que eran dignas de ver en el cielo. Mi padre, vió de niño al poeta Miguel Hernández con su ganado de cabras por el Camino Viejo de Callosa, quien siempre iba leyendo.

Veíamos en los paseos a los hombres trabajar en filas por los bancales. De las riveras de tierra segaban los hombres con el acero de las hoces de Catral, el fenal, la sisca y el lastón para los animales de la cuadra que generaban estiércol para abonar la tierra. Los mondadores de Bigastro mantenían los cauces limpios de barro que evacuaban las aguas filtradas de las parcelas regadas con el agua del Segura, para alimentar otros cauces mayores y acequias de aguas abajo, generando otro sistema de tandas de riego y así hasta Guardamar. La que sobraba iba al Hondo y servía para alimentar los canales del campo de Elche-Crevillente y La Murada. ¿Han visto un sistema más reutilizado en su vida?


La historia cambia de dirección y empieza a ser triste por la evolución socioeconómica de los sectores productivos y la monopolización de los mercados. Desaparecieron con las obras de modernización dirigidas por el IRYDA el ecosistema que hoy solo observamos en National Geographic. La oropéndola, el oriol, no se deja ver, por mucho que escudriñe el cielo. Sólo la hallo moldeada en bronce en lo alto de un palo, convertida en icono de una celebración elitista.

Aun así, los acueductos siguen conservando las tandas de riego fantasmas y turnos de riego de antaño como derechos históricos y el Juzgado Privativo de Aguas de Orihuela, expectante ante su incierta razón de existir, sigue gestionando no se qué arbitrios. La vida de los hortelanos de la vega es como la describió Miguel Hernández. Y dejó de salir el agua del manantial de San Antón.

La huerta muere conjuntamente con los ecologistas más proteccionistas que han existido, los hortelanos. ¿Quién les ha engañado? ¿Quién ha engañado a los agricultores? Quizá su afán por no mirar mas allá de su parcela. A los pocos que quedan se le amontonan los años, se le multiplican las dificultades.

Los políticos de turno, ante su incapacidad de entender el interés general, distraen como el filibustero y ahora, la Vega del Segura, herida de sed por una estrategia bien trazada o una involución asentida, se muere juntamente con un sistema orgulloso de vida que estaba en sintonía con la naturaleza. Ahora llega el segundo plan estratégico, ya que una vez que no hay agua; primera fase, hacemos obras faraónicas. Cortamos y cicatrizamos la huerta con autovías y ferrocarriles, como tatuajes carceleros que recuerdan nuestros pecados.

Pero ya se están trazando algunos los PAU PAI y futuros PGOU; tercera fase. Ya lo dijo un conferenciante y promotor en el 2002 en unas conferencias en Santo Domingo de Orihuela: «Sueño con una Vega Baja a la californiana». Lo primero que pensé es de dónde había salido semejante estúpido. Allí no discuten los trasvases si son viables y comparar de esa forma Orihuela con el Valle de California es la defecación fáctica más contradictoria que he escuchado en mis treinta y ocho años de vida en Orihuela. Es la hora de las grandes obras, espero que las terminen, y bien, sin comisiones que las deterioren demasiado y con justiprecios equivalentes al esfuerzo de toda una vida de trabajo.

Mi hermano piensa lo mismo.
¿Y ustedes?"

 

Noviembre 2007

 

Orgullo procesional

Orgullo procesional

ORIHUELA EN SEMANA SANTA


Autores que han descrito magistralmente nuestra Semana Santa los hay de Premio Planeta y frac. Así que no voy a emularles partiendo de la base de que sería un esfuerzo baldío alcanzarles en plasticidad y lírica hecha prosa. Me dedicaré por tanto a describir las sensaciones de esta Semana Santa que ha perdido el perfume de las flores de azahar y ha ganado en aderezos litúrgicos.

Los tambores nunca faltan a la cita. Retumban por el Puente de Levante. Marchando hacia el Casino pasan los primeros soldados romanos en su primea vuelta a los puentes, dándole una nota multicolor a la seriedad penitencial y a los que están sentados en los salones del Casino. Los niños ya están contentos imitando la marcialidad de los armaos y el olor a vela e incienso que escapa por el Claustro de la Catedral anuncia que la cosa es seria y estamental.

La rumbosa cohorte de legionarios llena la Calle Mayor. Con tanta patrulla de romanos es posible que estén buscando a Jesús para llevarlo ante el Prefecto de Judea pero darán otra vuelta a los puentes para recoger algún aplauso antes de que Pilatos lo ponga en búsqueda y captura. Tropezamos, con las sillas, manda romana. Hay sillas en todas partes. Realmente son las sordas protagonistas de la semana por su omnipresencia. Es asombroso lo que aguantamos sentados y es indescriptible lo que somos capaces de sufrir sin lamentos, su incordio.

Y es que la tarde del Domingo de Ramos se disfruta por lo que empieza. La ciudad es devuelta a sus paseantes. El trajín del tráfico se relega a las afueras. La gente se viste de forma esmerada. Las peinetas destacan por su luto orgulloso y solemne belleza, tristemente temporal. La elegancia que se palpa en estas viudas que llevan el luto por fuera no se advierte en sus telas, joyas o perfumes sino en su semblante y el orgullo de ser mujer entre mujeres en el desfile hacia la Real Insigne y Majestuosa Parroquia de Santiago. Solo hay que mirarlas a los ojos cuando procesionan para darse cuenta que el Domingo de Ramos tiene algo especial.

 

Castillo de Orihuela, testigo mudo de la decadencia

Castillo de Orihuela, testigo mudo de la decadencia

El  que descuida su cabeza destruye su alma.

No digo esto para aumentar la renta de los barberos ni me estoy ensarzando con las mujeres insinuándoles su superficialidad por esmerarse en sus cabellos descuidando su masa gris. No es eso y lo digo ahora que los hay que ven fantasmas alrededor. Esta frase la he metido en los buscadores para ver si tenía que mencionar a su célebre autor porque me ha surgido cuando llegaba a Orihuela desde las afueras viendo las ruinas del castillo. Cuando el viajero de antaño se acercaba a la ciudad noble leal y todo eso que está perdiendo con el paso de los años, lo que primero observaba era la imponente fortaleza que la coronaba y luego las murallas que la circundaban y los mercados que se celebraban a sus puertas.

Ya dediqué un artículo al castillo de Orihuela al igual que el ilustre bloguero Antonio Pérez y otros, que ahora no, a parte de los estudios serios que se han realizado al respecto. Pero es necesario inferir en la, no ya necesidad de seguir insinuando la reconstrucción del castillo de Orihuela sino en la posición que se está adoptando en referencia a la historia que hizo crecer esta ciudad. Estamos distrayendo los lazos que dan sentido a nuestro pasado y los restos de esos visos de historia los destinan a festines y jaranas; perdón, a otros menesteres. No hay un euro público para el castillo pero cada año colocamos las banderas para festejar la liberación.

Ya en las "contabilidades" anteriores al renacimiento oriolano existían partidas que sufragaban los gastos de obra de mantenimiento del castillo y existía el oficio que se encargaba de reparar la mampostería, pero eso es historia y no interesa. No da resultados, dicen. No es que estemos inmersos en una etapa de revisionismo, es que mirar al castillo y pensar que hay que subir materiales ya produce tortícolis a los que manejan la contabilidad pública de ahora así que mejor mirar abajo o para otro lado. En cierta ocasión ya expresé que vivimos de espaldas a la historia y un símbolo de nuestra historia es el castillo de Orihuela que en una mañana soleada tras una noche de lluvia, sus muros adquieren el color sonrosado que tenía la fortaleza cuando se erigió. Es como si quisiera recordarnos que sigue ahí como recuerdo de su relevancia para amparar a los de abajo que a mucha honra nos está diciendo que qué nos pasa que no le tenemos en cuenta que sigue ahí como al principio, dominando el valle. Que sigue ahí a ver si de fiesta en fiesta, tenderete en tenderete y promesa en promesa alguien con mas poder que cualquier oriolano de a pie, le tiene en consideración de verdad, pero sin prisa, que todavía es lo que primero que se observa en lo alto cuando alguien se acerca a Orihuela, por donde venían los de antes. Ahora es posible que se entienda la frase inicial, aplicada a la ciudad.

 

La mujer del cartel

La mujer del cartel

Desde allá lejos llega el sonido del desfile y el griterío de la gente. Se desarrollaba el evento en un ambiente festivo, con normalidad cosmopolita. Se trata del desfile del orgullo en la ciudad de Nueva York con gays, lesbianas, transexuales y toda la parafernalia que lleva a ser noticia en todo el mundo. En sentido estricto se celebra la materialización de un derecho reivindicado mas la ampliación del mismo de forma que pasan a ser derechos de tercera generación, en un mundo que pierde el respeto a los de segunda. Es como ir conduciendo un vehículo y pasar de la segunda marcha a la cuarta, notaremos enseguida el desfase y los tirones.

Hay dos policías vigilando el cotarro que fuerzan estar serios (estos de la foto no son). Entre el gentío que observaba la cabalgata, sobresalía una pequeña pancarta sostenida por una mujer en la que se podía leer-Dios castiga a los homosexuales con el sida- Nadie llamó a los antidisturbios pidiendo disolver a la espectadora disidente. Nadie espetó comentario alguno y nadie le dijo fascista ni comunisa ni franquista ni hija de mala madre. Claro, es que está en la Metrópoli, en la Quinta Avenida, en el país con la democracia moderna más vieja del mundo y funciona porque la gente quiere que funcione su sistema de gobierno.

Ahora se que en España esas cosas si que son diferentes por mucho que se diga que pasan los años y cambian las personas. Nuestra sociedad avanza a dos velocidades.Una de ellas, a saltos y la otra arrastrando los piés, por eso hay tantas controversias. No se puede cambiar la sociedad por decreto dicen algunos sociólogos de renombre pero los gobernantes quieren dar sus pinceladas. El cartel y la mujer manifestando su opinión hubiese generado polémica y furia en Chueca, os lo aseguro. Por eso, el sentido de respeto y libertad, se me escapa de entre las manos, se esfuma.

Los que se violentan por una línea editorial o por una manifestación externa del pensamiento tienen trabajo pendiente. Mi vecina decía cuando era pequeña Dios aprieta pero no ahoga. No se que es de ella ni de la señora fotografiada entre el tumulto que presenciaba el desfile que enseñaba orgullosa la pancarta manifestandose tambien entre los orgullosos gays inmersos en la fiesta del desfile. Al fin y al cabo, todos se sentían orgullosos. Seguro que esa mujer del cartel no se pierde el desfile del orgullo del año que viene, aunque salga la vacuna contra el sida y tenga que cambiar el cartel. Historias

 

 

 

 

El pavo negro

El pavo negro

Hay que ver lo que cuesta meterle el cuchillo a un pavo negro y lo trabajoso que resulta arrancar sus hermosas plumas. El suelo se iba llenando salpicaduras de sangre y plumas negras destacando esas que hay en la cola y seguro que podrían servir para escribir en papel. Tras el deshoje plumífero y con las más duras aún por quitar, me fijaba en el color blanquecino que quedaba tras la escarda. Pura carne de cadáver. Lo fácil es ir a una carnicería y comprar un pavo, pelado, embolsado y casi cocinado cuando tienes delante el bicho y miras el cuchillo que tienes en la mano para cortarle el gaznate. La decisión no es agradable. El pavo, que hasta hace una hora estaba vivo,  seguro de si mismo, orgulloso de sus zainos colores y cuello azulado, descansa en paz, es ya cadáver. Ha muerto por una buena causa. En poco tiempo será el invitado necesario a la cena del  día veinticuatro.

Está dispuesto ya con sus carnes frías y cuajadas. Esta Nochebuena cenaremos en familia el hermoso pavo que se adornaba de plumas negras zainas y era el más envidiado del corral donde fui a buscarlo. Este año no es año de jamones, ni tintos extravagantes ni de manjares originales, nos comeremos el pavo negro. Así que limpias mis manos de sangre y con el cuchillo metido en el cajón para otra ocasión, aprovecho mi blog para felicitar las fiestas a las personas que me quieren, a mi familia, a mis amigos, amigas, conocidos, compañeros. También a los que no me quieren pero han elegido ser mis enemigos, a los que se creen que lo son pero dudan, a los indecisos,  a los cobardes sin fronteras que se visten de valientes y, en fin, a todo el mundo, les deseo Feliz Navidad.


 

El poder: -dos puntos-

El poder: -dos puntos-

Como continuación de la entrada anterior "El manifiesto" con fecha 28/10/2009 , intentaré explicar qué es y cómo se siente el poder malo, sin compilatorios doctrinales, sin rodeos conceptuales y sin escarceos ni citas académicas para que el lector exclusivo de diarios deportivos y horoscopos agoreros, que por equivocación o recomendación entre en esta página, aguante hasta el final.

El poder: ¿Qué es el poder? ¿Qué pesa el poder? ¿cómo viste o cómo se nota?. El poder, visible en su acción y en sus resultados, tiene muchas caras y se viste de muchos colores. Hay gente con poder que lo convierte en poder malo y otra gente que de esa facultad adquirida rezuma poder bueno.

Quiero escribir del poder usado por gente mala y lo llamaré poder malo. El poder malo en ocasiones es ciego  y se independiza tanto del resto del mundo creyéndolo insignificante que a largo plazo se autodestruye en su propia convicción de ser único redentor y dueño de almas descarriadas al no deparar en los detalles que de una forma u otra le hurtan el poder.

Hasta las hormigas, bien organizadas claro está, son poderosas en el cumplimiento de sus objetivos. Solas, una a una consiguen una cadena de poder que les reporta enfrentarse poderosamente al invierno, su enemigo. También, cómo no, un limorero tiene apariencia de ser poderoso. Es esbelto, con los años crece, se robustece, da frutos llenos de vitamitas ácidas que estimulan nuestro paladar cuando nos inflamos a almeja y alegra la vida del que lo cuida si la cosecha es agraciada. También rebosa de poder el que obstenta tener mucho dinero, se presupone más que la hormiga y el limonero. No depara en la organización que reporta tal ejército de unidades de hormigas para conseguir esos trocitos de alimento que nosotros los humanos lo miramos con absurdéz. Tampoco le incumbe el limorero del cual se beneficia cuando aprieta su fruto y le chorrea el zumo de limón y como tiene mucho poder, si le da la gana lo corta con un hachazo por lo sano importándole seis pimientos lo que el límonero aporta. Solo depara en su dinero, en su poder, mataría por ello si no fuese penado para conservalo. Pero lo que no sabe es que su poder, el malo o mal ejercido ya sea por poseer dinero por poder hacer y deshacer lo posible sin el freno del derecho, le reportará la visión que un día tuvo ese capitán que observó que son sus fieles ratas las primeras que abandonan el barco cuando se hunde importándoles un pepino de Berlusconi el poder de su capitán, el dinero, la melosa coacción y la envergadura del poderoso bergantín.

Eso sucede por ir pisando poderosamnete hormigueros y por cortarle el tronco al limonero, no advirtiendo el poder de la hormiga y la robustez del limonero. La hilera de homigas reconducirá su línea manifestando su poder y el limonero rebrota, una y otra vez, una y otra. Por eso el poderoso, el que tiene poder y lo mal usa, un día de estos se dará la vuelta para ahogarse en su repentinna angustia, sin alas y sin nadie a quien joder. Será el día que no sienta poder.

Por lo tanto amables lectores, el poder puede sentirse con regusto a vinagre o a pan de azúcar. Menos mal que el derecho existe en la inmensidad de nuestra indiferencia y de vez en cuando salpica al poder -al poder malo- poniendole freno a esa inmensa posibilidad de hacer. Aún así en ocasiones me pregunto, ¿qué es el poder?

Orihuela Beach

Orihuela Beach

Tres amigos y uno que está por llegar hablan en un restaurante de Orihuela Costa. Vasili, uno de ellos, hace pinitos con el castellano escrito y lee el titular de un viejo periódico con el titular “Matan de madrugada a un ciudadano en Orihuela Costa”. -De eso ya hace tiempo. Además, Vassili -¿No fueron dos? Le pregunta Baku, un azerbayano afincado en Torrevieja. ¡Lo cazarán, es cuestión de tiempo que la euroorden funcione!, dice el policía Juan Carlos apurando su vaso.

Y es que en Orihuela Costa, aparte de sol y playa también existe la otra cara de la moneda. Y la verdad que no hacen favor alguno al ciudadano los responsables de lo que hoy ya no se llama orden público con esa política de ocultar al ciudadano los mapas de criminalidad, quizás para que no se note mucho la dificultad real de enderezar el asunto en zonas semiurbanas.

Hace ya tiempo de aquella noche en Playa Flamenca en la que Juan Carlos y el ruso pusieron todo su empeño para que no se desangrara un asiático con un ojal en la femoral en  una zona de baretos. Tal vez influyó eso que Dios no para y está en todas partes. Lo cierto es que ayudó bastante la pericia de Lían, un irlandés de las fuerzas especiales con servicios en Líbano y Afganistán que lo aguantó hasta que aparecieron los resucitadores del SAMU. Esa noche se tomaron decisiones importantes. Ante la falta de rumbo, medios y contundencia oficial, los policías locales de ese turno diseñaron el camino a seguir para conseguir el objetivo principal que no era otro que la macrourbanización de la costa de Orihuela disfrutase un nivel de seguridad parecido al de la ciudad. En pocos meses se enderezó la criminalidad, llamada inseguridad subyacente para los políticos esnobs de café y rosquillas. Esta vez las decisiones se tomaban desde la base y con buenos resultados aparentes quizás por la empatía volcada en el fin a conseguir.

Mirando el reloj, Baku el azerbayano pregunta señalando al periódico que descifraba el ruso, que si los que mataron son el resultado de la casualidad o es un cúmulo casual de casualidades. Juan Carlos, sorprendido por la dificultad de la pregunta le plantea que la cuestión preferente está por encima de los hechos. Impera el síndrome del despacho y el de las declaraciones oficiales una vez pasadas por el filtro: “¿cuánto me salpica a mí esto?” El problema es la gestión pública eficaz en lo que se llama burocracia de calle pues mas parece que Orihuela Costa tiene adosado el complejo de palangana de la abuela y no sabemos qué hacer con el trasto.

Vasili que conoció la gloria olímpica con Rusia, luchó esta vez para dejar ese mundo nocturno lleno de peligros con la ayuda del crédito hipotecario tipo atoquisque. Baku le dice que los pollos asados estaban buenos pero las deudas cerraron su tienda. -¡Cosas del negocio como eso que ha dicho Juan Carlos de la seguridad y los despachos, además Baku, es bueno que roben así tienes trabajo y algo que vigilar!, le dice Vasili riéndose. El ruso sigue trabajando todas las noches del año en la puerta del mismo garito de la costa esperando su oportunidad, derrochando paciencia y evitando situaciones que los clientes buscan por diversión, así que de vez en cuando aún hay quien sin querer, es noticia en la portada del periódico local.

Por un puñado de velas

Por un puñado de velas

Hay que ver como se las gastan los exaltados cuando creen tener razón. Lo que sucedió el Sábado Santo a las puertas del Ayuntamiento de Orihuela previo a la procesión del Santo Entierro, es material en bruto para la segunda parte de la película Los Santos Inocentes pero creo que el santanderino Mario Camus ya no está para dirigir historias de arrebatos de la España profunda entre señoritos y campesinos donde unos mandan y otros asienten sin rechistar. La cuestión es que ya va para una semana y la versión oficial de lo que ha quedado como la algarada del velaso a Franco no se la cree oficialmente nadie. Los rumores corren mas deprisa que la verdad y como cada uno cuenta la historieta según sea de uno u otro bando vamos a quedarnos con las ganas de conocer los hechos tal y como sucedieron.

Lo cierto es que algo pasó para que el presidente de la asociación de moros fuese bendecido a gran velocidad con su propio cirio. Hay quien dice que se burló de los allí presentes ofreciendo la velica despectivamente, lo que supone tal rasca de pedernal al incendiario ambiente de protesta existente que es una irresponsabilidad y una alteración del orden tanto la actitud de exigencia de unos como la actitud irresponsable del incauto que regala el cirio. Otros dicen, y en esta versión se apuntan los medios de comunicación, que el señor Franco ofreció su vela a los presentes y estos la cogieron y la estrellaron en la frente del voluntarioso exconcejal, lo cual sorprende pues me están insinuando que en la calle no había personas sino talibanes con traje y corbata dispuestos a portar una vela a costa de derrocar al Gobierno Municipal en Sábado Santo.

Lo indiscutible es que en un momento dado de la tarde y momentos antes de la procesión, faltaron velas para la gente que iba donde todos los años a recogerla y se encontró sin velas y sin opciones claras de procesionar. La organización se movió rápido y mandó a buscarlas pero la muchedumbre reaccionó irracionalmente y se alborotó al ver que llegaba la hora de la procesión y ni habían velas ni podían comprarlas. A alguien se le pasó el asunto y el anuncio de que las velas las daban aquí o allí fue dando tumbos desde la iglesia de Santa Justa hasta el Palacio Marqués de Arneva donde estaban las autoridades. Menudo fracaso por un puñado de velas, con lo lucida que iba la tarde y el tema va a quedar para la historieta de esta ciudad como que a Franco le estrellaron su cirio en la cabeza y sin embargo estaba dando todo lo que tenía, el pobre. No creo que clame al cielo. Yo siempre le digo a los incomprendidos humillados y apaleados dándolo todo por el pueblo que no se crean tan importantes que mira lo bueno que era Jesús el Hijo de Dios que vino a salvarnos y encima hacía milagros y lo crucificaron en cuanto pudieron.

Pero como ya somos civilizados como los animales y tenemos más luces que Azarías; magníficamente interpretado por Paco Rabal en Los Santos Inocentes, Franco el de Aguagest pudo alumbrar con una vela nueva pero con un chichote en la frente y el que le dio el velaso se fue a su casa como si aquí no hubiese pasado nada; algo no salió bien. Eso si, al año que viene velas y cirios no van a faltar para que alumbren ustedes como Dios manda, eso se lo aseguro. Traigan mechero, no sea.

Hosanna

Hosanna

Lo primero que hizo Jesús  de Nazaret cuando llegó al templo de Jerusalén fue armarla bien gorda al ver el mercadillo instalado en aquel lugar sagrado. Los echó a todos del santuario por convertir la casa de oración en una animosa feria. Mas tarde se lo cargaron, llamaba mucho la atención. Se lo  quitaron de en medio pero Él cumplió su palabra y resucitó según las escrituras después de morir torturado en el madero aunque los judíos afirmen que es una trola de los discípulos. Lo cierto es que hay elementos en la sociedad que no se salvan ni resucitando dos veces. Pero eso es harina de otro costal.

 

Estoy contento. Hoy comienza una semana de fiestas diarias. Domingo de Ramos trae días de procesiones y eso en Orihuela lo sabemos hacer muy bien. La Semana Santa oriolana se presenta orgullosa a base de calles llenas de gente admirando el arte sacro, esperando a su nazareno, aplaudiendo a los armaos. Disfrutando de los Cantos de la Pasión o de la espectacular belleza de las mujeres de negro que procesionan esta tarde. Un espectáculo en el que de una forma u otra participa toda la ciudad. Orihuela se siente protagonista y expectante con los sonidos de la Convocatoria que avisa de la llegada de un ejército de nazarenos. Las tardes hierven de actividad. Los Armaos dan vueltas patrullando sin escolta lo cual es una sorpresa ver asomar la rumbosa serpiente multicolor de la Centuria Romana. Cada año hay novedades en procesión, fruto del trabajo de mayordomías, cofradías y hermandades que para unos ensalza la demostración de fe y para otros, de alma agnóstica, les da igual ocho que ochenta cirios nuevos plateados en Sevilla que un manto de la Virgen bordado en Carraclaca con oro del Perú.

 

En esta semana se revive la costumbre de la vuelta a los puentes. Desde que el río no trae agua o solo discurre una hila salitrosa por su cauce, ha desaparecido el apestoso olor a ciénaga que años atrás atormentaba al gentío. Para mitigar el perfume, las autoridades hablaban con los de la Confederación Hidrográfica del Segura para echar agua al cauce desde el Molino de la Ciudad. Es un logro para los sentidos de la semana que empieza que el río ya no huela a estercolero y una desdicha que la huerta oriolana no pueda seguir perfumando las calles por las noches. No quedan huertos en las afueras que imprimían ese olor a primavera que transmite el azahar del naranjo navelino.

 

Pero nos queda el olor a incienso litúrgico y pipas tostadas entre las hileras de sillas que como una gran cremallera, va cerrando el traje procesional para resguardarlo solemnemente en el Santuario de Ntra. Sra. de Monserrate. Desandar lo andado inmerso en la turba que abarrota el recorrido, produce otra imagen de la Semana Santa al ver tanta basura en el suelo. Parece que ha pasado una cabalgata. Seguro que Jesús vio algo parecido en el templo donde estaba instalado el mercado. Algunos de estos escribas y fariseos de hoy le besarían el pié a Judas Tadeo si ven negacio. Pero a Jesús el profeta, el de Nazaret de Galilea, no se lo llevaron al huerto, tenía las cosas muy claras. Menos mal que los trabajadores de la limpieza se afanan con la escoba  mientras que a Jesús Nazareno, el nuestro, lo zarandearemos a los pies de Santa Justa y Rufina camino de San Francisco, hosanna. Cada uno tiene su propio Vía Crucis.

Cuando el verdugo imparte justicia

Cuando el verdugo imparte justicia

El ser humano necesita a los médicos y los políticos a los politólogos. Cada uno de nosotros envejecemos a velocidades distintas ya que el político suele hundirse con más facilidad en el limbo. Cuando el político enferma y se cree hundido políticamente el que sufre las consecuencias de verdad es el ciudadano, que es en breve irá al médico a que le mande algo. La persona se tomará sus pastillas pero el político nunca reconoce estar enfermo y se hunde cada vez más y más. A veces el diagnostico no es grato y el político que solo piensa en su coste de oportunidad, busca una opinión que le agrade y curanderos de lo suyo los tienen a mansalva. Así que los políticos malos, malos de mediocres no de enfermos, huyen de los politólogos considerándolos intrusos en sus tenderetes. Ya se sabe que en el país de los ciegos el tuerto es el rey, así que la Facultad de Orihuela que imparte entre otra la licenciatura de Ciencias Políticas y de la Administración seguirá ahí arrinconada en las Salesas sin la consideración municipal debida respecto al potencial desperdiciado.

 

¡Jesús, mete más caña que me aburro!, dice mi colega Luis de vez en cuando en la barra del Chipi-Chic blandiendo su tónica. Pero Luis, ya solo me hace falta un guardaespaldas. Cuando me invitaron a escribir en este diario por amor al arte, sabía que el que escribe se proscribe  pero ignoré a los verdugos voluntarios. Tengo una relación tormentosa con estos paparazzi del correveidile, fabricantes de rumores, de hachazo fácil. Las reacciones son de lo más diversas pero les comprendo. Su ejercicio de libertad de expresión está condicionado al visto bueno del líder del grupo. A eso se le llama dependencia en la opinión, propia de lacayos con apariencia de hombres libres pues sus intereses se imponen a la justicia en su mundo de tribunales de honor y cuadrillas de escarmiento.

 

Recuerdo ahora un caso de estudio. Hace dos años se publicó en este diario un artículo en el que se realizó una crítica a la forma de otorgar aparcamientos nominados en las calles para ciertos empleados públicos o minusválidos sospechosos de serlo. La reacción no se hizo esperar. Alguien empezó a mover hilos y se tomó el tema como un asunto personalísimo. Soltó a los verdugos como el que suelta a sus perros y se armó la marimorena por el escrito en el periódico. En cada bandazo que daban atropellaban al que encontraban y encima se escondían.

 

Verdugos impartiendo justicia, pensé más tarde. Curioso. Además, estos elementos creerían igual de jactancioso y arrogante no ya solo escribir una columna relacionada con Orihuela sino ver mi nombre en el papel saludando con un cortés buenos días, sin más. El verdugo aplicaría la misma pena. ¿Será por que me atrevo a opinar de política, políticos y políticas públicas? No, no es eso. Les he generado una inercia negativa igual a la que siente el esclavo cuando pierde al amo. Esa clase de persona no tiene cura aunque la vea el mejor comecocos del mundo, así que habrá que aprender a vivir con estos tipos acechando en cualquier esquina.

 

Me consuelo al saber que quien no comprende una frase tampoco comprenderá una larga explicación así que aunque señale al cielo ellos seguirán mirando al dedo. Gracias a eso he aprendido una cosa muy importante. Sobran médicos y sobre todo politólogos para esta clase de enfermos tan sinvergüenzas. y Luis dice ,¡mete más caña, que me aburro!

La fiebre del oro

La fiebre del oro

El oro ha sido siempre el metal precioso por excelencia.

Se conquistaba, se mataba, se amaba, se escribía la historia, se costeaban imperios, se contaban historias sobre su búsqueda y se moría por conseguir su brillo. Pero desde que el presidente norteamericano Nixon declaró la inconvertibilidad del dólar en oro, el metal amarillo ha perdido su valor paulatinamente aunque muchos expertos siguen considerando al oro una moneda, devaluada, pero moneda. Así que el patrón oro se ha quedado para los nostálgicos de las escuelas de verano y los efectos de la fiebre del oro hace tiempo que no se sienten. Ya no quedan asaltadores de bancos con pañuelo y el que asalte uno, va listo

 

Sin embargo hay metales de segunda que están por las nubes  y al alcance de cualquier malhechor. El cobre y el aluminio se han convertido en los metales no ferrosos mas apreciados por sus ilegítimos dueños. Hay verdaderas empresas familiares que se especializan en su recolección y manufactura hasta el punto de formar clanes y repartirse territorialmente las zonas de expolio. El cable rojo está ahí afuera, solo tienen que ir provistos de furgoneta correcaminos y peladora de cables al canto. Hoy día lo que da dividendos es rebuscar y encontrar este metal rojizo esté donde esté como si estuviésemos inmersos en una novela de Jak London recorriendo el Yukón.

 

No quedan yukones que bajar en canoa, se recorre la Autopista del Mediterráneo y las carreteras autonómicas para arrancar cortar y pelar los cables rojos. La fiebre del cobre se manifiesta especialmente por las noches. El cobre desnudo desprende un olor que atrapa a hombres y mujeres. La tonelada de cobre se cotiza en el Mercado de Metales de Londres a cinco mil euros. El negocio es seguro. Kilo de cobre entregado, ganancia asegurada. Trabajan duro y como mucho se arriesgan a ser llevados ante un juez de guardia, así que menos romanticismo al comparar a los aventureros del oro de Alaska con estos que rapiñan a su paso cualquier cosa que tenga salida desde trapas de alcantarilla a cables de alumbrado y telecomunicaciones de cualquier tipo, que con el pretexto de la rebusca pasan de buscavidas a delincuentes en cuanto cortan cientos de metros de un tendido telefónico para sacarle el preciado cobre, dejando a dos velas servicios importantísimos.

 

El precio del cobre acero y aluminio es un indicador a corto plazo de la salud de la economía global, la misma que se ha tomado unas vacaciones a ver que pasa con esos estornudos que hacen tambalear las economías domésticas. Mientras tanto, hoy en día salen más chatarreros a cuatro ruedas que nunca entregándose al pillaje nocturno. Y es que la economía doméstica no da abasto ni saltándose las normas para cubrir con los gastos mínimos de la vuelta al colegio de los churumbeles al precio que se ha puesto la plastilina y el papel de las editoriales, que esa es otra, el libro de matemáticas del curso pasado no sirve y que yo sepa el Teorema de Pitágoras conserva su vigencia después de veinticinco siglos. Hay cosas que no cambiarán nunca, como el oro.

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En el diario La Verdad día 14

El juego de la vida

El juego de la vida

Visentico no tiene suerte ni en vísperas de la Virgen de Monserrate. Es de esos hombres que no causarán problemas a la gente una vez que la vida se lo lleve por delante. Dicen que la suerte es para los no preparados y el que no depara en lo que le puede llegar se puede encontrar con todo tipo de dificultades. Hay que ser previsor. No me canso de decírselo cada vez que me llega con el mismo cuento. Se ha convertido en el cuento de Visentico así que la frase hecha vivir el momento que repite la gente es válida para las oportunidades y no para descuidar las cosas importantes.

No tiene suerte Visentico por que es un poco zopenco. Tuvo un accidente con su moto el día de su cumpleaños, una madrugada en la que le importaba más el paquete de cincuenta años, que acababa de ligarse, que la rotura de muñeca. Visentico no entiende de papeles y esta vida se documenta con ’papelicos’.

El que no tiene un ’papelico’ no tiene nada que hacer. A estas alturas no sabe si va a cobrar una pensión por haber perdido la movilidad de la mano que se rompió al fugarse las sesiones de rehabilitación. Dice que le dicen que le faltan papeles por todos lados, que así no se puede ir por la vida a reclamar nada. No sabe decir si le engañó el agente de su seguro, la mujer que conoció o las cervezas que soportaba su cabeza a esas horas de la madrugada aquella fría noche. Me veo en la necesidad de darle unos consejos porque me lo pone a huevo y se presta a ello.

Me lo pone fácil. Con esos argumentos le daría un mamporro por ser tan despistado pero Visentico es una institución para la comparación. No puede ser tan desgraciada una persona de forma voluntaria. Le recomiendo que busque un letrado de oficio en el Colegio de Abogados que está junto a la Facultad de Jurídicas de Orihuela y cuente la verdad que a los abogados hay que contárselo todo para liar al contrario. Pero perdió los papeles importantes como las radiografías, la declaración ante la policía y un sinfín de cosas insalvables para demostrar que le acompaña la razón en su último cumpleaños. Aún así le digo que si piensa ir adelante debe tenerlo bien claro o dejarlo ya de una vez y apechugar con lo que hay. Que si cada vez que nos encontramos por la calle cuenta la misma historia va a pasar a la categoría cuentista.

Al final voy a creer que lo único que quiere es que le compre una tira de iguales cosa que no pasará nunca. Terminamos hablando del juego de la vida y empieza a recordarme el sonsonete del azar, de la mala suerte y si me descuido volvemos al principio de la historia y no estoy dispuesto.

Ofuscado por la obstrucción mental de Visentico le explico que la vida es como el dominó en el que las fichas las menean boca abajo todos los que participan, son negras, al jugar cada uno coge las que quiere y la experiencia es crucial para sobrevivir a lo largo de las partidas.

Y me dice que no juega al dominó, que no tiene suerte, pero que a lo mejor, le dan una paguica. (diario La Verdad el 7 de septiembre)

Bienvenidos a la rutina, con gusto y alegría

Bienvenidos a la rutina, con gusto y alegría Bienvenidos a la rutina de septiembre con la expectación de la vuelta al colegio, ropa nueva, libros nuevos, amigos casi nuevos. Orihuela volverá a ser la de hace tres meses. Coches para ir de aquí allí -cien metros-, quejas por las colas -colas de cinco coches-,  quejas por las multas de tráfico -lo dejó en doble fila media hora-, quejas por lo mal que está la economía -se va de viaje al Surinam-, queja por lo sucia que está la ciudad -tira al suelo la publicidad del parabrisas-, queja por los dolores de huesos -no es el cambio del tiempo, son los años que tiene-, quejas por no se qué tendría que hacer el equipo municipal -harán lo que crean conveniente como de costumbre-, quejas por que se vende poco -no hay para comprar- En fin, una serie de cosas que nos suena mucho y se repite año tras año después de un largo y cálido verano. Ahora, a dejar de quejarse que eso cansa, -más de lo que se se piensa-. Como decía una mujer jornalera de sesenta años cogiendo algodón en el campo de Orihuela  " con gusto y alegría". No se quejen que las energías hay que aprovecharlas para salir adelante así que, bienvenidos a la rutina y trabajen por la ciudad en la que viven, que se quejen los enfermos.

El reparto de Oriola

El reparto de Oriola Hace fresco en esta noche de lobos de comienzos del siglo XIV.
Nueve mudéjares se acercan por el flanco noreste a las murallas de la ilustre Oriola. Vienen corriendo por la rambla de Benferri en silencio con las gumías prestas a repeler cualquier ataque de soldado almogávar. Los sorprende la densa niebla de marzo llegando al palmeral oriolano. -¡Alá es grande!-, murmuran cuando se adentran en el hermoso bosque de palmeras.

Llegan hasta la luz del candil de un viejo muladí que los conducirá hasta el Azarbe de las Fuentes flanqueando la judería. Allí descansarán un poco, se lavarán, tomarán té y dátiles antes de sortear la guardia de este lado de las murallas. Deben ser rápidos cortando gaznates si es preciso, en silencio, pues una milicia de caballeros cristianos llegará dos horas más tarde desde la dehesa de La Matanza. La arriesgada encomienda está en marcha.

Entraran y saldrán de Oriola por las acequias mayores, cerradas por cédula del Sobreacequiero Mayor Pedro Zapatero al ser días de limpieza de cauces. El plan para conseguir el objetivo es atrevido, magistral. Expoliarán por encargo el Llibre dels Repartiment de la ciudad que por desafueros municipales con el reparto de las tierras conquistadas, lo custodia el escribano Torres en la casa de Rocafull. Si triunfan, volverán sobradamente recompensados a la frontera y los repartimientos de tierras se conveniarán de nuevo con los demás linajes involucrados en el éxito de la conquista.

Un búho los delata. Los mudéjares se ponen en marcha con sigilo. Fascina el inmenso palmeral con esa luna y esas palmeras tan quietas. Apartan sus temores recordando los días de gloria con el Califato de Córdoba y la decadencia del fundamentalismo almorávide que despertó a los cruzados del norte. Llegan a la noria de la puerta de Elx y se meten en la acequia que pasa bajo el Tudmir y junto a la mezquita que hay cerca del patio del Justicia Civil Rocafull, señor de Albatera. Cuantas acequias. Es como un laberinto enmarañado lleno de zarzas que adelantan el olor a sangre en la Cofradía de los Caballeros hospedada en Comedias. Luego irán a por Torres y el Justicia como encomienda especial antes de llevarse el códice.

Tanta sangre por un libro y unas tierras. Amanece ya en la urbe cuando el último moro corre con el mamotreto de los repartos de tahúllas pero no llegará al palmeral que le cautivó al ser espetado por el acero de los Desprats los Masquefa los Togores y Rosell. La encomienda del patriciado local ha concluído. La sangre da paso al vino de Rocafull que hará de mediador en la nueva adjudicación de tahúllas de huerta.

Con esta historia que tambaleó la conformación del poder por los lotes de las fértiles tierras conquistadas a los árabes, se puede decir que la política local y las razias del pasado conservan sospechosas familiaridades.

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publicado en el diario La Verdad el día 20 de julio

Noche de moros

Noche de moros

El aire caliente huele a pólvora y a cerveza. Orihuela se prepara para vivir la fiesta que hay tras los desfiles y los actos de Reconquista. Otros simplemente esperan a que caiga la noche. Mientras tanto, una pareja de jóvenes se prepara para vivir la fiesta después de un buen día de playa. El hombre del tiempo dice que mañana subirán las temperaturas. ¿Aún más?, dice ella cambiando de canal mientras se mira al espejo. Se ve preciosa, espectacular cuando se pone los manolos aunque él le diga que no son para la fiesta. Su chico la abraza como si fuese la Armengola, pero tendrá que esperar. Por delante tienen toda una noche de fiesta con los amigos y colegas en los garitos cuarteleros.

Noche de fiesta consagrada, de copas, de parranda acuartelada, de excesos en compañía y de vidilla callejera. Noche de amigos. De mamados y mamadas que bailaran entre la jarana de gritos y mezcla de ritmos de disco móvil que pelearán por imponerse a otras rumbas moras. Hoy también ha hecho buen papel el calor juliano y mientras cenan cualquier cosa en la calle, la cerveza abre paso a una noche que promete cualquier cosa.

Entre las francachelas sobresale nuestra feliz pareja de jóvenes aunque aparenten a estas alturas de la madrugada ser un fulano macarra con su fulana. Se lo están pasando muy bien visitando cuarteles tomando copa tras copa con sus amigos y colegas. Ella empieza a no encontrarse en condiciones de seguir la fiesta a estas alturas de la madrugada. Quiere decirle algo a su chico pero la voz se le ha tornado cazallera así que deciden irse a otra barraca antes de que la rabia del amanecer se cargue la noche.

Es hora de escaramuzas que invitan a la refriega. Se arma la marimorena en la plaza de enfrente pero se dan pocos mamporros. Llegan las porras negras que para unos son mano de santo que atribuye a cada uno lo que le corresponde y para otros son el reflejo de la opresión del Estado, que para gustos colores y para inmenso el mar.

La fiesta acaba. Ella estaba preciosa y él la abraza al llegar al bar de la esquina antes de zamparse unos churros que lo espabilen un poco. Hoy no podrán ir a la playa. Había mucha gente y mucha fiesta. Al día siguiente los festeros gritaran ¿arriba la fiesta! como defensa preventiva ante los excesos.

Y es que no es admitido argumento en contrario porque en los asuntos humanos, sólo se atiende a razones de derecho cuando existe una igualdad de fuerzas. Así que ya se sabe. Los dominadores imponen lo posible y los débiles se someten. Cosas del poder y cosas de los Moros.

Orihuela, fiel a sus tradiciones.

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http://www.laverdad.es/alicante/hemeroteca/2008-3/2008-7-13.orihuela.html

Morir trae problemas

Morir trae problemas

Vivimos en un mundo tan lleno de gentes que cumple a rajatabla el ciclo de la vida, que hoy en día morir resulta ser un problema añadido para familiares, amigos, políticos y demás vecinos. Para los políticos por que aún sin querer salen a la luz. Para la familia por que no veas la que se arma con lo ceremonioso del asunto fúnebre, las emociones y el reparto patrimonial si ha quedado algo. También es un problema para los amigos por tener que descontar uno de los suyos y sumar esa amarga tristeza que asola.

Un funeral es similar a una boda. Se ven los mismos. Además, la edad es determinante para la orientación de los comentarios de sepelio. Si el finado es joven, la gente se enfada y si por el contrario es anciano y con vida ajetreada llega a convertirse en solución para su padecer y la caja del estado español. Total que morir trae problemas a todos y como es un asunto que no puede demorarse, las soluciones no distan mucho del entierro en un camposanto más o menos saturado lo que convierte la cremación en solución económica para los vivos y contradice al profeso pues Jesús de Nazaret resucitó de cuerpo entero, no espolvoreado.

La muerte también es negocio y donde hay negocio hay conflicto. En fechas pasadas, los periódicos locales reflejaron el conflicto generado por la instalación de un crematorio a un suspiro de Orihuela, muy a disgusto el asunto para las partes implicadas, tanto ciudadanos, empresarios y políticos.

Para los vecinos de Correntías por la similitud de la actividad fúnebre con las imágenes de los campos de exterminio alemanes donde se olía a churrasco y llovía ceniza aparte de no entender muy bien el por qué se pone eso donde le venga bien al que lo quiere montar. Y para el político y el empresario local por pensar que todo el mundo está contra ellos y sus decisiones y que los quejicas protestan por todo, sea bueno o malo sin aclarar si el negocio, en regla o no, lo es.

Quejicas o no, resulta que estas instalaciones que hacen desaparecer los cadáveres convirtiendo la carne en polvo de ceniza, están tasadas por la legislación como actividades industriales molestas y calificadas al no ser amigas del tan traído medio ambiente aunque solo quemen el ataúd y su contenido. Por esa y otras cosas, es conveniente que no se instalen en zonas residenciales por el simple hecho de disponer de un terreno, además, ya es suficiente que la calma y humedad de la madrugada extienda por el valle el olor a fecales de nuestras depuradoras.

Mecahis en la mar. Ahora que lo pienso, antes o después seré yo parte del problema aquí tratado, y sin remedio si deciden cremarme con empastes de mercurio y todo, pero a esas alturas de mi inexistencia deberá darme igual pasar primero por el infierno. No se escapa ni Cristo.

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...en el diario La Verdad el 29 de junio de 2008

La ciudad de los ciudadanos

La ciudad de los ciudadanos

Ante la falta de aparcamiento tengo unas cuantas que decir de las doscientas soluciones que hay para disolver el tránsito en nuestras calles. No es otra que ir andando una vez que hemos encontrado sitio para estacionar nuestro carro a las afueras. También existe la posibilidad de ir en bicicleta pero aquí empiezo a tener problemas. No hay aparcaderos para ellas y nuestro ritmo de vida, que igual estamos almorzando en Alicante que pagando un recibo en la caja la esquina de San Pascual de Orihuela, hace imposible el uso de la bici, así que descartada y más si no sabemos lo que es un semáforo en rojo cuando vamos a dos ruedas. La otra opción es usar el taxi pero no lo cogemos ni cuando llevamos seis copas de más así que, otra. La opción preferente es dar vueltas a ver si encontramos sitio o si no lo encontramos decidimos que no hemos podido hacer otra cosa que dejarlo en el peor sitio posible molestando al resto de conductores alegando que, no había sitio, volcánd la culpa sobre cualquiera. Así que yo de la alcaldesa generaría la necesidad, muy poco a poco no sea que alguien se asuste, de hacer todo el centro peatonal, con grandes aparcamientos subterráneos y de paso le hacemos un gran favor a la ciudad que no es otra cosa que devolvérsela a los ciudadanos. Humor que no falte.

Plantar un pino

Plantar un pino

Cuando paso por el túnel y miro a la falda del monte recuerdo que en esa zona abundaban los pinos. Pequeños incendios, sequías prolongadas, suelo pobre de tierra y plagas, ha provocado que nuestra sierra descuente a sus socios verdes. Fueron plantados por la administración de la posguerra civil y desde entonces, pocas cosas se han hecho para alegrar la desnuda sierra que en estos días de cortas lluvias te recibe como agradecida por tal fortuna.

Un día de verano que hacía demasiado sol, decidí el mejor sitio para plantar un pino en una zona de la umbría de una de las fallas que hay al oeste de la Cruz de la Muela. Compré uno en un invernadero y lo acostumbré a la intemperie en casa unos meses para lo que le esperaba en la sierra, así que desde hace dos años hay un árbol más allá arriba cargándose ceodos.

Está sano y ya son espaciadas las visitas con las botellas. Ahora siento que parte del monte también es mío y de vez en cuando bajo algunas latas que encuentro en las áreas de descanso del sendero. No es que sea más proteccionista ahora que antes de aumentar la pinada, simplemente subo con una bolsa y la tiro luego a un contenedor de Monte Pinar, sin más. Además, tengo la suerte de haber aprendido con mi padre a podar los naranjos, limoneros, frutales, moreras y las directrices generales para escardar los pinos y árboles de sombra así que de vez en cuado arreglo uno de ellos quitándole las ramas secas o exterminando un bolsón de procesionaria.

La voluntad humana es más poderosa que la acción concertada de la administración para estos menesteres. Si cada oriolano que acostumbra a pasear por la montaña de Orihuela plantase un árbol de este tipo, poco celoso del agua, en donde tuviese poco más de tres palmos de tierra o grava si es ladera, os aseguro que las sierras vista de lejos se salpicarían nuevamente de árboles plantados por nosotros y para vosotros.

Así nos mezclaríamos con la naturaleza de otra forma y entenderíamos de nuevo la simbiosis del ser humano con su medio ambiente, comprendiendo que no todo puede ser cuidado por la administración pública, que es perezosa y zafia en ocasiones. Además no podría contra un ejército de desalmados. Tampoco es conveniente convertirse en un activista climático desde el sofá de casa o quemando contenedores en la calle del vecino. Espero que el pino tenga suerte allá arriba y agarre bien. Le di la independencia cuando ambos nos empapamos con el aguacero del martes pasado. Ahora es de todos.
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publicado en el diario La verdad el 18 de mayo

Ser mujer, hoy

Ser mujer, hoy

Algunas veces creo que no cambiamos lo suficiente como para madurar a tiempo y otras, todo lo contrario. Llegar a ser persona resuelta es faena dura y de expertos jugadores de ajedrez. Es el juego individual por excelencia de estrategia y calma. Hoy es el día de la madre. Le haremos un cumplido con regalo y a veces, ni eso. Con todo lo andado aún seguimos conceptuando a la mujer como una diosa, exigiéndole al mismo tiempo rigor masculino en un juego que no define muy bien qué reglas rigen en el tablero.
La mujer de hoy venera como nunca su feminidad al tiempo que pelea en esa partida de la vida en la que la mayoría de veces es observada como invitada. Pero antes de eso, lleva horas trabajando en casa y unas pocas dedicándose a ella misma para alcanzar la competitividad de rigor delante del tocador. Además, le pedimos que vaya al trabajo y que en esos veinte minutos en los que la ciudad está despertando, no piense en nada, no sea que se arme la revolución. Le decimos que no se preocupe por la chica que le lleva los niños al colegio aunque esté de afterhours y acabe de verla en un semáforo cabeceando el pumba-chaca, llegará a tiempo. Le decimos que no se preocupe por nada para verla entrar al trabajo sonriente como una showgirl, delineando su paso como ella sabe hacerlo y deleitarnos con la fragancia de su perfume, que para eso es mujer. Y por supuesto la seguimos compadeciendo al decirle que se deje conducir por nuestro juego protector, destinándole tareas de mujercitas, que la igualdad, es cosa de fedatarias de ideología al peso.
Ser mujer hoy exige más de lo evidente por que así lo hacen otras jugadoras profesionales que marcan tendencias de juego. Mujer, tu estrategia es complicada ya que tienes que defender tu feminidad y jugar duro al tiempo que alientas al oponente para que no abandone la partida y empiece la estrategia en otro tablero. Un juego que no empezó ayer sino cuando eras niña, amerándose en tus recuerdos para siempre. De adulta vives experiencias parecidas. Percibes emociones de niñez con sensaciones recíprocas pero la madurez en ocasiones te amordaza a un juego frenético y desesperado para conseguir ese, no sabes qué.
Además, el avance hacia la conquista te desconcierta y el tablero de juego exige cada vez más. La estrategia es cambiante y la esperanza de salir de un jaque, difumina ese silencio que acaba con todo. Ser mujer hoy exige interpretar un juego que no necesitas ganar, por eso mismo, no tengas miedo a amar, a ser feliz. Nadie lo hará por ti aunque te pongas en jaque mate.

Publicado en La Verdad el día 4 de mayo de 2008.


Jesús Ruiz.