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Jesús Ruiz...desde Orihuela

La fiebre del oro

La fiebre del oro

El oro ha sido siempre el metal precioso por excelencia.

Se conquistaba, se mataba, se amaba, se escribía la historia, se costeaban imperios, se contaban historias sobre su búsqueda y se moría por conseguir su brillo. Pero desde que el presidente norteamericano Nixon declaró la inconvertibilidad del dólar en oro, el metal amarillo ha perdido su valor paulatinamente aunque muchos expertos siguen considerando al oro una moneda, devaluada, pero moneda. Así que el patrón oro se ha quedado para los nostálgicos de las escuelas de verano y los efectos de la fiebre del oro hace tiempo que no se sienten. Ya no quedan asaltadores de bancos con pañuelo y el que asalte uno, va listo

 

Sin embargo hay metales de segunda que están por las nubes  y al alcance de cualquier malhechor. El cobre y el aluminio se han convertido en los metales no ferrosos mas apreciados por sus ilegítimos dueños. Hay verdaderas empresas familiares que se especializan en su recolección y manufactura hasta el punto de formar clanes y repartirse territorialmente las zonas de expolio. El cable rojo está ahí afuera, solo tienen que ir provistos de furgoneta correcaminos y peladora de cables al canto. Hoy día lo que da dividendos es rebuscar y encontrar este metal rojizo esté donde esté como si estuviésemos inmersos en una novela de Jak London recorriendo el Yukón.

 

No quedan yukones que bajar en canoa, se recorre la Autopista del Mediterráneo y las carreteras autonómicas para arrancar cortar y pelar los cables rojos. La fiebre del cobre se manifiesta especialmente por las noches. El cobre desnudo desprende un olor que atrapa a hombres y mujeres. La tonelada de cobre se cotiza en el Mercado de Metales de Londres a cinco mil euros. El negocio es seguro. Kilo de cobre entregado, ganancia asegurada. Trabajan duro y como mucho se arriesgan a ser llevados ante un juez de guardia, así que menos romanticismo al comparar a los aventureros del oro de Alaska con estos que rapiñan a su paso cualquier cosa que tenga salida desde trapas de alcantarilla a cables de alumbrado y telecomunicaciones de cualquier tipo, que con el pretexto de la rebusca pasan de buscavidas a delincuentes en cuanto cortan cientos de metros de un tendido telefónico para sacarle el preciado cobre, dejando a dos velas servicios importantísimos.

 

El precio del cobre acero y aluminio es un indicador a corto plazo de la salud de la economía global, la misma que se ha tomado unas vacaciones a ver que pasa con esos estornudos que hacen tambalear las economías domésticas. Mientras tanto, hoy en día salen más chatarreros a cuatro ruedas que nunca entregándose al pillaje nocturno. Y es que la economía doméstica no da abasto ni saltándose las normas para cubrir con los gastos mínimos de la vuelta al colegio de los churumbeles al precio que se ha puesto la plastilina y el papel de las editoriales, que esa es otra, el libro de matemáticas del curso pasado no sirve y que yo sepa el Teorema de Pitágoras conserva su vigencia después de veinticinco siglos. Hay cosas que no cambiarán nunca, como el oro.

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En el diario La Verdad día 14

2 comentarios

Jesús Ruiz -

Si, Cooper, yo tengo9 historias sobre los buscadores de esmeraldas en las guayanas con revólver colt 45 al cinto por lo de la inseguridad y eso que tanto cunde por allí por las guayanas Venezuela y Colombia. Saludos.

Cooper -

Ya escribiré en mi blog un post sobre la fiebre del oro en la Guayana, hay mucha tela que cortar sobre el oro aquí.

PD: Buen artículo