La mujer del cartel
Desde allá lejos llega el sonido del desfile y el griterío de la gente. Se desarrollaba el evento en un ambiente festivo, con normalidad cosmopolita. Se trata del desfile del orgullo en la ciudad de Nueva York con gays, lesbianas, transexuales y toda la parafernalia que lleva a ser noticia en todo el mundo. En sentido estricto se celebra la materialización de un derecho reivindicado mas la ampliación del mismo de forma que pasan a ser derechos de tercera generación, en un mundo que pierde el respeto a los de segunda. Es como ir conduciendo un vehículo y pasar de la segunda marcha a la cuarta, notaremos enseguida el desfase y los tirones.
Hay dos policías vigilando el cotarro que fuerzan estar serios (estos de la foto no son). Entre el gentío que observaba la cabalgata, sobresalía una pequeña pancarta sostenida por una mujer en la que se podía leer-Dios castiga a los homosexuales con el sida- Nadie llamó a los antidisturbios pidiendo disolver a la espectadora disidente. Nadie espetó comentario alguno y nadie le dijo fascista ni comunisa ni franquista ni hija de mala madre. Claro, es que está en la Metrópoli, en la Quinta Avenida, en el país con la democracia moderna más vieja del mundo y funciona porque la gente quiere que funcione su sistema de gobierno.
Ahora se que en España esas cosas si que son diferentes por mucho que se diga que pasan los años y cambian las personas. Nuestra sociedad avanza a dos velocidades.Una de ellas, a saltos y la otra arrastrando los piés, por eso hay tantas controversias. No se puede cambiar la sociedad por decreto dicen algunos sociólogos de renombre pero los gobernantes quieren dar sus pinceladas. El cartel y la mujer manifestando su opinión hubiese generado polémica y furia en Chueca, os lo aseguro. Por eso, el sentido de respeto y libertad, se me escapa de entre las manos, se esfuma.
Los que se violentan por una línea editorial o por una manifestación externa del pensamiento tienen trabajo pendiente. Mi vecina decía cuando era pequeña Dios aprieta pero no ahoga. No se que es de ella ni de la señora fotografiada entre el tumulto que presenciaba el desfile que enseñaba orgullosa la pancarta manifestandose tambien entre los orgullosos gays inmersos en la fiesta del desfile. Al fin y al cabo, todos se sentían orgullosos. Seguro que esa mujer del cartel no se pierde el desfile del orgullo del año que viene, aunque salga la vacuna contra el sida y tenga que cambiar el cartel. Historias
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