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Jesús Ruiz...desde Orihuela

Historias

Todos presuntos

Todos presuntos

Todos presuntos

Dos detenidos entran a los calabozos por el pasillo tres. Aún no los ha visto el juez de Guardia ni los verá hasta media mañana. Es madrugada de domingo y fiestas de guardar. Andan escoltados hasta las celdas con la manta una bolsa de comida y la botella de agua del grifo. Tras el portazo de rigor, la soledad, el silencio y el helor de la celda sobrecoge a uno de ellos que se hace llamar Pepe Marqués. Parece limpia pero huele a nicotina vieja y a mierda fría allí dentro. A Pepe se le escurre una lágrima chivata que desmorona su chulería de Rabaloche.

Pepe Marqués empieza a renegar su arresto por beber un poco. Los que hacen las leyes y perfilan el Código Penal no saben que para Pepe el Marqués, la tasa permitida es un aperitivo y puede tragar diez veces más si se presenta la oportunidad, pero en este tema, lo legal o ilegal lo revuelve un análisis y la evidencia de su comportamiento. Así que si delincuente es el que comete delito, Pepe compró todas las papeletas.

«-¿Yo, un delincuente? ¿Soy yo un delincuente?» Se repetía él mismo en la celda tantas veces, que su vecino el albanés, le pidió callar. Intentaba recordar lo que pasó en la puerta de un puticlub de carretera. Aún no sabe que ha mandado al otro barrio a dos fulanos, pero solo es cuestión de tiempo. De repente ahoga un llanto que termina por salir. Sus manos aún huelen a sangre y tripas y su pesar asusta a Pepe aún más.

Pasan las horas como días. El pasillo tres se llena de voces que alertan a los arrestados y espabilan las expectativas de Pepe y la vigilia del otro. Van de camino ante el juez de Guardia y toda la parafernalia judicial. Pepe Marqués, que resultaría un mote, y un albanés que no sabrán nunca quien es, entran por la misma puerta del juzgado, por donde lo hacen alcaldes y concejales. Todos presuntos delincuentes, claro, como el albanés y el mismo Pepe, hombre.

Publicado en La Verdad el 20 Abril

El bancal de rebanizas

El bancal de rebanizas

Hasta en la naturaleza hay clases, aprovechados, fanfarrones y currantes natos. La igualdad no existe de forma natural, es una utopía, difícil de alcanzar, de ahí el esfuerzo en perseguir la metamorfosis imposible.

Artículo de opinión publicado en el diario La Verdad el domingo día 5 de abril:

-El bancal de rebanizas-

El zumbido que producen las abejas en el bancal de rebanizas en flor es ensordecedor. A mi alrededor pasan toda clase de insectos, de todos lo tamaños y todos los colores del espectro visible. Los hay que parecen salir de una fiesta de Drag queen con sus trajes tornasolados y colores metálicos. Otros van tan rápido que no saben ni donde van como los fanfarrones de los abejorros. Hay más vida en el bancal de la que pensamos.

Las obreras pasan a mi alrededor azarosas de libar en el capullo de toda flor que no esté ocupada por otro chupóptero, que los hay. No se meten en problemas ni paran para almorzar ni tienen días libres. El sol de las once de la mañana empieza a orientarlas y seguro que tienen el panal no más allá en el Pozo de lo Roca. Para lo pequeñas que son, hacen un recorrido bastante largo y atraviesan zonas peligrosas. Las carreteras no disponen de pasos de abejas señalizados como nuestros pasos de peatones. Lo parabrisas descargan su fuerza sobre los diminutos cuerpos espachurrando el trabajo de horas en el cristal perdiendo a la obrera, cosa que lamentará el zanguango del zángano allá en el despacho de su colmena a la hora de comer

No lo tienen muy fácil las abejas para regalarnos el trabajo de tanto viaje. El tema funciona por que ellas desconocen que parte de su laborioso trabajo nos lo chupamos nosotros como tributo romano. Para ellas no existe el lucro del tendero cuando vende la miel ni exigen derechos civiles. Así que no veremos abejas liberadas de los vuelos para pactar mejoras, ni abejas en huelga, ni abejas recibiendo cursos de seguridad en la navegación. Esquivo una solitaria avispa. Más chula aún que su madre, se mete en los capullos hasta hartarse.

No producen aún teniendo todo el día y si se mosquean te aguijonean sin compasión y encima no mueren estoicamente como las abejas cuando te la clavan. Tampoco entendemos a que es debida su anoréxica mala leche y armado trasero. Lo dicho. Estas que veo por las rebanizas con su faja negra y amarilla no son de fiar, están muy revolucionadas planeando estrategias de terror. La verdad que los insectos son muy parecidos a nosotros, mujeres y hombres. Unos se la juegan todos los días para sacarle el jugo a la vida y otros, ya saben.

Domingo 23

Domingo 23

El articulo que reproduzco a continuacion -Domingo de Liberacion-, se publico en el diario La Verdad el dia 23 de Marzo, -desde este teclado no existe el caracter o signatura del acento gramatical-, en el espacio de opinion CIUDANANO X. Ya les contare los entresijos de la equis -X-.

Domingo de Liberación
Hoy es domingo. Lo digo así porque con tanta fiesta, convite y procesión, la confusión desorienta agenda y presupuesto. Los domingos los pintan de rojo en el almanaque y hasta las sagradas escrituras nos invitan a descansarlos. Pero estos tiempos de estrés en oferta y prisa enlatada nos hace vivir tan rápido que los días pasan a velocidad negligente sin radares que lo remedie.

Si de verdad hemos aprovechado la semana y no nos hemos enfurecido con el jefe o la jefa, ni con el ordenador ni su antivirus ni con el bancario, eso significa que están preparados para el meneo que te prepara el séptimo día.

Así que hoy es día de fútbol. De cine. De novios que se trajinan con cariño. De parejas que discuten con rabia y se amargan la existencia en la distancia. Es día de Cirio Pascual, de fiesta cristiana y de final de fiesta para lo que empezaron el martes, de ahí la confusión. Es cómo no, día de albóndigas en familia, de peloticas en los bares y de comilonas en restaurantes. Es día de Resurrección, de resacas de campeonato, de controles de alcoholemia, de pérdida de puntos y vidas anónimas en el asfalto. Es un día para subir a la Cruz de la Muela a regar el pino. También es un día para sacar la barriga enseñando el caballo y la parienta, que ambos necesitan sus mimos y trote.

Son días de desayuno en familia, de comida en grupo y de visita a familiares u hospitales. Es el día de lavar ropa para tener algo para ponerse y es día de buscar la plancha entre montones de ropa. Hoy es el día de las carreras de coches por la tele, de la apertura del buzón y de las papeleras de reciclaje. Es un día especial para ordenar los apuntes, terminar los trabajos, limpiar el coche y salir con el perro antes de leer el periódico o ese libro que te dejaron y todavía no lo has devuelto.

Son días de repaso de fotografías que aunque te haga gracia la cara que ponías en esa foto, es la que tienes. Es un día para hacer puenting a Londres, Roma o New York. Estos últimos domingueros internacionales con el síndrome de Julio Verne con su personaje Phileas Fogg se pierden el encanto del domingo. No conocen el goce del que nada tiene que hacer y sabe disfrutar del día de hoy. Y además, no tiene prisa por que mañana es Lunes de Pascua y se comerá la mona donde le de la gana. Ya irá a New York, ya irá._

Saludos y disfruten de este descanso.

Orihuela en Semana Santa

Orihuela en Semana Santa

Este artículo de opinión se publicó el Domingo de Ramos en el diario La Verdad.
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ORIHUELA EN SEMANA SANTA.
Autores que han descrito magistralmente nuestra Semana Santa los hay de Premio Planeta y frac. Así que no voy a emularles partiendo de la base de que sería un esfuerzo baldío alcanzarles en plasticidad y lírica hecha prosa. Me dedicaré por tanto a describir las sensaciones de esta Semana Santa que ha perdido el perfume de las flores de azahar y ha ganado en aderezos litúrgicos.

Los tambores nunca faltan a la cita. Retumban por el Puente de Levante. Marchando hacia el Casino pasan los primeros soldados romanos en su primea vuelta a los puentes, dándole una nota multicolor a la seriedad penitencial y a los que están sentados en los salones del Casino. Los niños ya están contentos imitando la marcialidad de los armaos y el olor a vela e incienso que escapa por el Claustro de la Catedral anuncia que la cosa es seria y estamental.

La rumbosa cohorte de legionarios llena la Calle Mayor. Con tanta patrulla de romanos es posible que estén buscando a Jesús para llevarlo ante el Prefecto de Judea pero darán otra vuelta a los puentes para recoger algún aplauso antes de que Pilatos lo ponga en búsqueda y captura. Tropezamos, con las sillas, manda romana. Hay sillas en todas partes. Realmente son las sordas protagonistas de la semana por su omnipresencia. Es asombroso lo que aguantamos sentados y es indescriptible lo que somos capaces de sufrir sin lamentos, su incordio.

Y es que la tarde del Domingo de Ramos se disfruta por lo que empieza. La ciudad es devuelta a sus paseantes. El trajín del tráfico se relega a las afueras. La gente se viste de forma esmerada. Las peinetas destacan por su solemne belleza, tristemente temporal. La elegancia que se palpa en estas viudas que llevan el luto por fuera no se advierte en sus telas, joyas o perfumes sino en su semblante y el orgullo de ser mujer entre mujeres en el desfile hacia la Real Insigne y Majestuosa Parroquia de Santiago. Solo hay que mirarlas a los ojos cuando procesionan para darse cuenta que el Domingo de Ramos tiene algo especial y no es por que es el último domingo de la Cuaresma. Es que mañana es primavera y el miércoles San José.

Noche de copas

Noche de copas

Y es que nos quejamos de todo. Alegoría, Carpe Diem, Wynn, Gramola, Swing, Glamour, Arlequín y otros, más los que van a abrir, son locales de copas que hay en esta pequeña ciudad. No entiendo a la gente cuando dice que no hay nada en Orihuela para tomar unas copas y estar con los amigos. Yo creo que si los hay. Lo malo es la queja vacía, como esa que acampó con la frase -si nos cierran los pub,s moriremos en la carretera- o esa que rezaba -nos obligan a salir fuera y a coger el coche-, por ningún sitio de las frases aparecen los de la Guardia Civil, que raro. Por dios, que zoquetes pueden llegar a ser algunos bebedores de alcohol con burbujas pero es la excusa perfecta para salir del paso y no ir al pub del amigo por que verdaderamente lo que ocurre es que nos apetece salir con el coche a otros sitios. Así nos sentímos más libres. Es más, ¿Han pensado lo que no se gastarían si tomasen sus copas en casa? Lo dicho, no se enclaustren y salgan por Orihuela, que hay donde elegir. No busque la felicidad en el más allá que los que vienen acá buscan locales de copas en las páginas amarillas y le salen en la costa. Y ser pacientes que ya llega la Semana Santa y en dos días San Fermín y por fín el calor anunciará los Moros y Cristianos. Y bien, ¿cual es su opinión al respecto? Mejor dicho ¿puede opinar?

Historias de Enero

Historias de Enero

Dickens relató la realidad social de la Inglaterra del siglo XIX y, con pequeños cambios, nosotros tenemos otra Navidad que no se aprecia. Cuando amanece en Orihuela... por las calles hay silencio, no hablan mucho, sólo llevan una bolsa con comida. Son hombres y mujeres de todos los orígenes y culturas que viven en la ciudad o sus pueblos. Su ilusión es mejorar su pasado aunque tengan que posar en las frías esquinas hasta que se los lleven las furgonetas al tajo de Cartagena, Villena o Almería, demasiado lejos. Sueñan con un trabajo aquí, más cerca, ya que la obra o el campo son duros en invierno. Encogidos por el fresco de la mañana, parecen ilusionados y preocupados al mismo tiempo, pues la cosa no está para lecheras. Han dejado a sus hijos en la cama, hay que comer, pagar el alquiler y mandar dinero a la otra parte del mundo, a sus familias.

Otros van camino de la oración coránica a la mezquita, bajo el monte San Miguel. Son musulmanes de rostro relajado que rezan hacia la alquibla el primer Salat del día. Son las siete. Han realizado la ablución en su casa ya que de momento no se pueden lavar en el actual templo, antigua cochera cercana a la Plaza Vía Manuel. Cuando terminen sus letanías se dedicarán a sus quehaceres como el resto de mortales. Ven por la calle a compatriotas que no son bien vistos, han abandonado la senda del Corán, avergüenzan a su cultura y valores con vicios occidentales rechazados también por lo occidentales. Parece que discuten... Se entristecen cuando piensan que pueden ser atraídos por el proselitismo de la marca Al-Qaeda, mas ligada a intereses terrenales que de fe en esta era postmodernista.

Los hay con suerte, de verdad, y encuentran unas monedas en el bolsillo al tiempo que abre algún bar de barrio. Los más avispados ojean los titulares del periódico de barra mientras apuran su café mirando a la calle, cogen su nevera, se marchan, su furgón llegó... Otros con mirada perdida, embriagada con olor a café, piensan en ese empleo que no llega o esa suerte que no cambia, les importa un bledo la ilusión maquillada de la Navidad...

Las cafeterías chic del centro están concurridas. Se oyen risas, ningún desaire a sus vecinos de barra, solo patrióticas críticas futboleras y otras parodias invernales, risas que si «el tren no lo entierra ni dios», que si «a Medina le entró el picudo y las prisas», que «la autopista de enlace se hará por huevos», que si «La Lorente consiente y Ballester se resiente», que si «Franco dejó de ser general para disfrutar de concejal», que «el río no huele» carcajadas.

Las calles se llenarán de niños con olor a imprenta en sus mochilas, sin preocuparse por el futuro que les aguarda, son niños. Allí en las escuelas e institutos se observa el mundo que viene y no le prestamos atención. Así es Orihuela, adormilada, a primera vista.

¿Racismo, xenofobia, etnocentrismo, intolerancia o falta de respeto? Sólo es cuestión de percepción, como dijo Dickens «hay cuerdas en el corazón humano que sería mejor no hacerlas vibrar».


http://www.laverdad.es/alicante/

Felices Fiestas

Felices Fiestas

Desde mi escritorio en esta tarde de Nochebuena os deseo lo mismo que me deseo yo, lo mismo que quiero para mí. Hay una frase que me digo siempre antes de emprender algo dificil o excepcional y es "que todo salga bien", y eso es lo que pido para ustedes, inclusive a los escépticos y a los forzados estoicos que odian estos días por que han perdido también la ilusión por los demás. Una especial mención para los que trabajan esta noche, que no son pocos. Felices Fiestas.

Jesús Ruiz.

Por aquí mismo

Por aquí mismo

“Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres” –Pitágoras-.

Hoy se sabe sin duda que los primeros años de vida son de vital importancia para el desarrollo del adulto en sociedad. Los niños de la foto están cruzando por su sitio prohibido de costumbre, por que les pilla más cerca de no se donde, por que las aceras son demasiado estrechas o por que faltan en esa zona paso de peatones o por que no saben que cruzar así está contemplado con una sanción de treinta euros. Lo peor del caso es que hay padres o tutores, o abuelos que cruzan por donde no deben cruzar los niños cuando crucen solos y se sabe que los niños imitan a los mayores.

La mayoría de los atropellos en las ciudades son responsabilidad del peatón, y el 25 por ciento de los muertos por atropello son mayores de 65 años y casi el 14 por ciento niños menores de quince años, por lo que resulta obligado para los conductores extremar la prudencia, y se puede decir tal y como se desarrollan las cosas, que los conductores que transitan por nuestras zonas escolares, son prudentes, ante tanta imprudencia.

¿Educar para enseñar o enseñar para educar?
La educación aflora con la observancia a las normas, por eso meto la frase de Pitágoras que tiene dos mil quinientos años.

Y los llaman, los tontos de la huerta

Y los llaman, los tontos de la huerta

Hay que ver como son las cosas.
Mi padre siempre ha dicho que la tierra es tierra, que es como si querría decir que la tierra siempre es un valor seguro y por lo tanto intangible. Cuando la tierra de huerta valía para cultivar, ganarse la vida y de paso contribuir al crecimiento de la Vega Baja, nadie discutía su valor. Las transacciones se efectuaban sin temer al valor especulatorio del que se adorna la construcción residencial. Ahora, sin agua segura para la agricultura, sin especuladores y sin futuro, los campos quedan vacíos de vida. La tierra no produce y adopta su cara inservible. Está vieja como sus amos, como la tradición.

Hoy se pueden ver a los agricultores y campesinos dignos de exposición museística; Napoleón se los hubiese llevado a Paris para rehabilitarlos en Los Inválidos, respetando la vez en el dispensario de turno y cuando llegan a casa, si no le acuden los dolores, se cargan la mochila de agua con insecticidas para darle un repaso a las judías, patatas, moniatos, habas, rábanos... que crían para su consumo y el de sus allegados. Ya ni se se molestan en criar para la lonja. Se puede adivinar en sus caras la tristeza que esconden al ver su tierra baldía. Se puede ver en sus caras la alegría de tener la paguica de la jubilación. Es un parco tesoro. ¿Está la Vega Baja preparada para este cambio de ciclo económico, para este cambio de costumbres, de derechos, de respetos?

Como casi de costumbre, todo nos pilla a agua pasada. La voluntad de cambio debe inferir en todos por igual y estamos quedando ante el mercado como expertos en organizar desfiles y procesiones, ya de moros, ya de pasiones. Por que tiendas para vender hay en todos los pueblos, que hoy en día hasta el oxígeno viene envasado y manufacturado. ¡Papá, planta pinos, planta árboles que venderemos hasta el aliento!

Hace tiempo que Orihuela le dio la espalda a la evidencia de su entorno. No hace mucho tiempo que escogimos la falsa autosuficiencia de la adulación y no andamos precisamente bien parados paras seguir lanzándonos mercedes.
Lo cierto, es que la tierra, es tangible. Hay que ver, como son las cosas, hay que ver.

El Azarbe de La Fuente

El Azarbe de La Fuente

Corbilla en mano, agua en la ingle, barro en las rodillas, segando, amolando, sudando; dios. La limpieza del cauce del Azarbe de las Fuentes desde el río hacia el orcelitano Manantial de San Antón, empezaba todos los años en el caluroso julio como dispone la costumbre recopilada en las ordenanzas del agua; jurisdicción pulida por las tres culturas y respetada por los fueros de Valencia. Duro trabajo este de andar en el barro, aliviado con el frescor del agua fangosa por la quebrada y por ocurrencias como las de Adrián el Africano, viejo legionario de los de antes con un medallero ganado al Sahara español digno de Narváez. Un tío con clase y duro de verdad, de los que hoy escasean. Cuando se atascaba en el barro decía con los brazos en alto y prietos puños que le segásemos las rodillas de manera tan quijotesca, que, reíamos, ganándonos un resuello y él, respeto.

Con botijos sudados de agua fresca nos hidrataba el Síndico del Azarbe de la Fuente; elegido por el heredamiento en el Juzgado Privativo por tres años, además señalaba los descansos del cigarro. Esos minutos sabían a placer de marqués, aún allí tirados en el costón recibiendo a lengüetazos la apacible brisa de la tarde y molestados por el sol que se escurría entre el cañar sin cortar en el quijero de braza. En silencio, los más viejos liaban su tabaco con un pulso que ya temblaba por el esfuerzo cansino del cortar, arrimar algas y subir los fardos de la hierba y cañas desde el fondo. La hondura del azarbe enclaustraba los sonidos, acompasados por los secos golpes de nuestras corbillas de Catral y el manoseo de la palas de barro por la gala del agua. Con el trajín de los quince, apenas se advertían las escasas anguilas que se escurrían como rayos negros a la altura del primer hombre, casi siempre, Adrián. Le gustaba la carne de anguila.

Al ser faena difícil por marcar el avance en la maraña se cambiaba con regularidad el puesto de cabeza. Mi turno llegaba antes al ser el mas joven de la cuadrilla y lo señalaba con una mueca el agotado vanguardia. Mi cuerpo empapado seguía a lo suyo y mi mente iba más allá de la refriega de ser el primero; como los que siempre han tenido que ir en cabeza, y veía el oasis secreto de agua clara que se liberaba de su lentitud para recorrer coloreada este manglar oriolano hasta el Segura. El silencio, la calina y el bochorno agobiaban. Distraía el esfuerzo observando corriente arriba la maraña de carrizos, ramas cruzadas y ribazos del túnel selvático lanceado por el duro sol de julio, lleno de vida independiente, del cada uno a lo suyo y todos pendientes. Nos acercamos así al palmeral andalusí en el que ya no existen las viejas cenias que regaban las palmeras, ni la fiesta del dátil de agosto.

El avance hacia el Monte San Miguel nos adentraba en un bosque de columnas orgullosas, mezclándose la gracia del entorno con el peligro oculto en el barro por los restos de caracolas. Cómo cortaban esas cuchillitas y qué rápido se curaban, ¡qué aguas! Profundas y mercuriosas aguas, que afloraban algo saladas al pasar entre rocas alcalinas para salir al cauce tras descansar en la alberca de Los Baños de San Antón; hoy dicen spa. Un día de julio y lejano el Día del Pájaro, se terminó, se acabó, miraba atrás y no me lo creía. Lo que cuesta ganarse unas monedas, para gastar. –“El año próximo no volveré Adrián, el barro es muy duro-. – “Duro era el Sahara cuando me alejaba de Tarfaya, por lo menos aquí hemos terminado el trabajo Jesús, dame fuego-“, me dijo sonriendo antes de reír. Nunca más fui al barro, pero a veces, creo que sigo allí, restando palmeras junto a un azarbe sin clientela. Adrián el Africano, descansa en paz.
El manantial, también.
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publicado en la verdad como El Manantial

Nuestras bicicletas

Nuestras bicicletas

Recuerdo mi bicicleta azul, la de mi hermano era roja.
Recorríamos, en nuestras máquinas de libertad, los caminos de la huerta del entorno de Orihuela, flanqueados por miles de árboles. Era como un bosque parcelado que compinía un paisaje espectacular, acompañados por el ir y venir de mariposas y pájaros como los gafarrones, verderoles, abubillas, merlas y las oropéndolas que eran dignas de ver en el cielo. Mi padre, vió de niño al poeta Miguel Hernández con su ganado de cabras por el Camino Viejo de Callosa, quien siempre iba leyendo.

Veíamos en los paseos a los hombres trabajar en filas por los bancales. De las riveras de tierra segaban los hombres con el acero de las hoces de Catral, el fenal, la sisca y el lastón para los animales de la cuadra que generaban estiércol para abonar la tierra. Los mondadores de Bigastro mantenían los cauces limpios de barro que evacuaban las aguas filtradas de las parcelas regadas con el agua del Segura, para alimentar otros cauces mayores y acequias de aguas abajo, generando otro sistema de tandas de riego y así hasta Guardamar. La que sobraba iba al Hondo y servía para alimentar los canales del campo de Elche-Crevillente y La Murada. ¿Han visto un sistema más reutilizado en su vida?


La historia cambia de dirección y empieza a ser triste por la evolución socioeconómica de los sectores productivos y la monopolización de los mercados. Desaparecieron con las obras de modernización dirigidas por el IRYDA el ecosistema que hoy solo observamos en National Geographic. La oropéndola, el oriol, no se deja ver, por mucho que escudriñe el cielo. Sólo la hallo moldeada en bronce en lo alto de un palo, convertida en icono de una celebración elitista.

Aun así, los acueductos siguen conservando las tandas de riego fantasmas y turnos de riego de antaño como derechos históricos y el Juzgado Privativo de Aguas de Orihuela, expectante ante su incierta razón de existir, sigue gestionando no se qué arbitrios. La vida de los hortelanos de la vega es como la describió Miguel Hernández. Y dejó de salir el agua del manantial de San Antón.

La huerta muere conjuntamente con los ecologistas más proteccionistas que han existido, los hortelanos. ¿Quién les ha engañado? ¿Quién ha engañado a los agricultores? Quizá su afán por no mirar mas allá de su parcela. A los pocos que quedan se le amontonan los años, se le multiplican las dificultades.

Los políticos de turno, ante su incapacidad de entender el interés general, distraen como el filibustero y ahora, la Vega del Segura, herida de sed por una estrategia bien trazada o una involución asentida, se muere juntamente con un sistema orgulloso de vida que estaba en sintonía con la naturaleza. Ahora llega el segundo plan estratégico, ya que una vez que no hay agua; primer plan, hacemos obras faraónicas. Cortamos y cicatrizamos la huerta con autovías y ferrocarriles, como tatuajes carceleros que recuerdan nuestros pecados.

Pero ya se están trazando algunos los PAU PAI y futuros PGOU; tercer plan. Ya lo dijo un conferenciante y promotor en el 2002 en unas conferencias en Santo Domingo de Orihuela: «Sueño con una Vega Baja a la californiana». Lo primero que pensé es de dónde había salido semejante estúpido. Allí nodiscuten los trasvases si son viables y comparar de esa forma Orihuela con el Valle de California es la defecación fáctica más contradictoria que he escuchado en mis treinta y ocho años de vida en Orihuela. Es la hora de las grandes obras, espero que las terminen, y bien, sin comisiones que las deterioren demasiado y con justiprecios equivalentes al esfuerzo de toda una vida de trabajo.

Mi hermano piensa lo mismo.
¿Y ustedes?

LA COSTA DE LOS BARRANCOS -ORIHUELA COSTA-

LA COSTA DE LOS BARRANCOS -ORIHUELA COSTA-

Sísifo, no mires atrás, sigue.
El litoral oriolano es espectacular. Tiene buenas playas, calas y paisajes. Podríamos editar otro documental para jubilados de las playas oriolanas, de los inmensos jardines con agujeros, de las rotondas adornadas con señoritas que hablan con el que se pare a charlar un rato. Un mundo feliz.
Tambien podríamos hacer un largometraje para el gran público con tramas que esbozan el paisaje costero de mañana pero nos entretenemos con los actores del nuevo fin del mundo. Un largometraje oriolano en el que no falte de nada, siquiera muertos como los desgraciados de esta semana en la Flamenca que fueron espetados a cuchillo por, uno. La costa de Orihuela no se libra, ni callando, de los tràgicos sucesos. De vez en cuando alguien muere sin querer a manos de un ido o un "yo no quería". Alguien es violado o extrangulado o desaparacido. Nadie se entera de esas cosas o no queremos enterarnos. Nos interesa poco a no ser que nos salpique la sangre y la desgracia directamente. Las malas noticias se estancan en las arenas de la playa y la agencia EFE calla lo que debe o no puede con lo que sabe.
Dos hidúes han perdido la vida en el último episodio de una película sin director y sin guión. Los actores son espontáneos y los espectadores fortuitos.

Y ahora, las preguntas; ¿es aceptado que en la costa te maten antes que en la ciudad o es solo normal estadisticamente hablando? ¿el estilo de construccion de urbanización del territorio condiciona los parametros de seguridad? ¿ qué imagen turistica hemos generado cuando las personas que vienen son abuelos y adolescentes? ¿los que compran el billete-paquete de viernes-domingo y pasan esos días bebiendo y peleando en garitos, consumiendo servicios de policia y hospitales, son turistas deseables? ¿es eso un turismo esperado solo para llenar las testimoniales camas hoteleras? ¿es un turismo de camorristas? ¿los residentes en la costa se sientes oriolanos? ¿invitan a venir a sus amigos de sus paises de origen siendo eso la mejor publicidad? ¿quien gana de verdad con todo esto?¿revierten las plusvalías al litoral o los capitales se difuminan en el éter de la bolsa dándole la espalda a la hacienda pública?
Creo que es inútil todo esfuerzo.
Menos mal que tiene buenas playas y para todos los gustos. No mires atrás Sísifo, sigue sigue.

PALMERAS DEL PALMERAL

PALMERAS DEL PALMERAL

Creo que se puede hacer algo más. Creo que el palmeral necesita otra cosa. No más dinero, no más euros. No pido yo eso. El palmeral de Orihuela se mengua. Caen algunas por el viento. Hay quien vierte gasoil por el cogollo para secarlas en dos meses. Esta el picudo que las condena a ella y a las de alrededor. Está todo el mundo cuidándolo de forma entre todos lo cuidamos y el solo se menguará de tanto que lo cuidan.

Abogo por hacer un gran parque por el palmeral, con senderos, a pié, para paseos entre columnas orgullosas. Como describió Miguel Hernández en su poema -Palmera-, lleno de metáforas visuales y adornos gongorinos que se funden con el entorno que él describió.

Palmeral de Orihuela que tan orgulloso te sientes allá arriba, que nosotros te olvidamos, en la tierra, como tus dátiles, que nadie los codicia. Cambian los tiempos, palmeral, de Orihuela.
Todos te cuidan, nadie posee tus sabores, solo te miran. Cambian los tiempos y cambian los hombres.
¿Cómo lo harías?

EL HOMBRE DEL TREN.

EL HOMBRE DEL TREN.

Al son que me toquen bailo.
Cada quien con su cada cual. Cada uno lleva la lengua donde le duele la muela. Unos cardan la lana, y otros llevan la fama, y con estas consignas, les voy a relatar una conversación trivial con un amigo tomando café una calurosa tarde de julio en casa.

Rubén Darío, Rubén para los amigos, oriolano de pura cepa, me contaba entusiasmado, -a la fuerza- que es cómodo el tren hasta Alicante, que te apeas en el centro y enseguida estaba en las puertas del despacho tomando café. Yo le replicaba que se aburriría sabiendo que disfrutaba conduciendo su coche hasta el despacho, como ese famoso anuncio y además, con plaza de aparcamiento en Benalúa, junto a la antigua cárcel. Me mira desconcertado y me dice que de que le sirve, además, en tren se va bien”.

Con el primer sorbo de torrefacto comienza la conversación de lo que le pasó una fría mañana en el tren. Cuando subió sobre las siete en Orihuela, se fue al vagón del fondo ya que no estaba acostumbrado a estar en lugares cerrados con mucha gente. Cuando el convoy inició la marcha aparece un hombre joven con una mochila y con auriculares que eligió un asiento distante de el vagón. Tras parar en Callosa y salir para Albatera, se da cuenta después de cruzar miradas varias veces, que había visto antes el rostro del anónimo compañero de de viaje.
-¡Me acuerdo de él perfectamente!-
Se acuerda de el por que en una fría madrugada de Marzo que no olvidará nunca, coincidieron en urgencias del Puente del Rey por un maldito dolor de muelas que le fastidió una juerga y el chico de azul, aún jodido, lepegó un repaso dialéctico de la leche. Rubén estuvo esperando, y esperando, a que el médico se situase en su box y no se situaba.

A esto que se oye un radiotransmisor y entran dos policías, uno de ellos con arañazos en el cuello y síntomas de agotamiento. Mi amigo Rubén le preguntó con sorna si se había caído del caballo; no le gustan los uniformes ya que personifican la autoridad y él manda cada vez menos. Además cuando está jodido, lo era también a cara de perro. Rubén esperaba algo distinto como castigo a su estúpida pregunta, pero el agente le dijo que no, que de momento no había caballos en la policía local pues la prioridad la tenía el helicóptero para vigilar las pedanías ya que los caballos estaban en la remonta preñando yeguas y eso lo preferían a llevar gente arriba. Reímos antes del siguiente sorbo. Reímos. Mi amigo, un ciudadano cualquiera, era así de agrio cuando no las captaba al vuelo pero lo sucedido aquella noche lo puso en su sitio. Insistió sobre los arañazos y el policía le contestó que es posible que lloviese y que los vientos predominantes serán de componente este…, disculpe”.

Sonó un teléfono, el poli sale fuera y mientras se cerraba la puerta, pilló la conversación,... “si…bien, bien, gracias, acabamos de…. en el pantano a…posiblemente albanés de los… la Cam… no señor… disparos…y sin heridos..”, se alejó al mismo tiempo que, por fin, lo llamaron. Cuando mi amigo terminó la consulta no había nadie. Tampoco su coche. Estaba lloviendo. Se fue andando a la cercana farmacia con cara de diclofenaco antes de poner la denuncia allá en la otra punta, murmurando con palabras sueltas la trola del poli ponemultas, su coche, la lluvia, su coche, la trola. “¿Te lo creíste?”. Mirándome de reojo apuró su café y me respondió: ”¿Que importaba eso ? Lo único importante era mi dolor de muelas y la juerga que me dejé atrás y mira por donde me roban el coche”. Anda, lee. Saca Rubén una copia de un titular de diario local donde se lee: “… como en el Salvaje Oeste,(…)”. No era una trola, era cierto. Apurando la taza de café, me dijo resentido: “¿que si era cierto?, el tonto soy yo que me tiré una tarde en la hemeroteca, pero da igual Jesús, solo saben poner multas. A mí me robaron el coche….
¿Y como se llama ese del tren?
Alberto o Leopoldo creo, no lo se, que más da, ¿otro café nene?”.

Rubén es así, un poco terco. Se dejó las llaves puestas aquella noche. Por un dolor de muelas y todo el mundo para él. Se escuchan pitadas en la calle, hay jaleo. Rubén mira el reloj y eso significa que falta poco para que se marche con el cuento a otra parte o al concesionario ya que su coche no ha aparecido y el que le prestaron ya se lo reclaman y al asomarse por el balcón observa como lo prestado se lo lleva la grúa. Ahora se acuerda que lo ha aparcado en doble fila.
-¡Menuda la he montado!
-¡Anda Rubén, termina el café, que ahora ya no hay prisa y además, estamos en Moros!.

Es mi amigo.