El bancal de rebanizas
Hasta en la naturaleza hay clases, aprovechados, fanfarrones y currantes natos. La igualdad no existe de forma natural, es una utopía, difícil de alcanzar, de ahí el esfuerzo en perseguir la metamorfosis imposible.
Artículo de opinión publicado en el diario La Verdad el domingo día 5 de abril:
-El bancal de rebanizas-
El zumbido que producen las abejas en el bancal de rebanizas en flor es ensordecedor. A mi alrededor pasan toda clase de insectos, de todos lo tamaños y todos los colores del espectro visible. Los hay que parecen salir de una fiesta de Drag queen con sus trajes tornasolados y colores metálicos. Otros van tan rápido que no saben ni donde van como los fanfarrones de los abejorros. Hay más vida en el bancal de la que pensamos.
Las obreras pasan a mi alrededor azarosas de libar en el capullo de toda flor que no esté ocupada por otro chupóptero, que los hay. No se meten en problemas ni paran para almorzar ni tienen días libres. El sol de las once de la mañana empieza a orientarlas y seguro que tienen el panal no más allá en el Pozo de lo Roca. Para lo pequeñas que son, hacen un recorrido bastante largo y atraviesan zonas peligrosas. Las carreteras no disponen de pasos de abejas señalizados como nuestros pasos de peatones. Lo parabrisas descargan su fuerza sobre los diminutos cuerpos espachurrando el trabajo de horas en el cristal perdiendo a la obrera, cosa que lamentará el zanguango del zángano allá en el despacho de su colmena a la hora de comer
No lo tienen muy fácil las abejas para regalarnos el trabajo de tanto viaje. El tema funciona por que ellas desconocen que parte de su laborioso trabajo nos lo chupamos nosotros como tributo romano. Para ellas no existe el lucro del tendero cuando vende la miel ni exigen derechos civiles. Así que no veremos abejas liberadas de los vuelos para pactar mejoras, ni abejas en huelga, ni abejas recibiendo cursos de seguridad en la navegación. Esquivo una solitaria avispa. Más chula aún que su madre, se mete en los capullos hasta hartarse.
No producen aún teniendo todo el día y si se mosquean te aguijonean sin compasión y encima no mueren estoicamente como las abejas cuando te la clavan. Tampoco entendemos a que es debida su anoréxica mala leche y armado trasero. Lo dicho. Estas que veo por las rebanizas con su faja negra y amarilla no son de fiar, están muy revolucionadas planeando estrategias de terror. La verdad que los insectos son muy parecidos a nosotros, mujeres y hombres. Unos se la juegan todos los días para sacarle el jugo a la vida y otros, ya saben.
7 comentarios
Kiko -
santos escarabajal -
Kiko -
a m c -
Kiko -
Saludos a los que leemos este blog y Anónimo, espabila anda espabila.
Anónimo -
maya bajo el sol -
me gusta el artículo