La patata de Naciones Unidas
A la patata la han presentado en sociedad. La han limpiado de tierra y la están lanzando a nivel mundial para dejar de ser la segundona de la cocina como acompañante y complemento. Dos mil ocho es el año de la patata para Naciones Unidas que entiende de todo aunque no escuchemos sus pronósticos. La verdad es que cada vez están más caros los productos de toda la vida como el trigo el maíz y el arroz y eso es igual a decir que cada vez la gente pasa más hambre a falta de alternativas serias de las agencias no gubernamentales. Además, como a la emergente clase media de China, India y la mitad de Asia dispongan de más tiempo libre para llenar sus estómagos y gusten del filete de ternera, va a faltar tierra en el planeta para tanto pudiente, así que la idea de meter la patata en las barrigas internacionales no está nada mal ya sea en salsa verde o a lo pobre.
Así que nuestros gobiernos tienen que pensar no solo en alta política. Mal está el engaño que llevan entre manos convenciéndonos de que lo del PIB es un pito de flauta que se corrige con gasto público y deuda. Además están convencidos de que el vocablo crisis es el título de un disco de Supertramp. Pero ni teniendo en cuenta el índice de precios al consumo salen las cuentas. Ni aportando al monedero la inflación anual conseguimos llenar el carrito de la compra como antes a no ser que entremos al supermercado con la capaza de la abuela para que se llena antes. Así que la patata nos salvará de la hambruna al ser uno de los tubérculos más cultivados del mundo y el alimento caliente que mas estómagos llenará a pesar de que Zapatero y Rajoy sigan degustando los delicatesen que el resto empezamos ya a mirar como obras de arte.
Aunque la huerta languidece, Orihuela aún es tierra productora de buenas patatas. Se consiguen con ese método tradicional oriolano que saca al mercado unas patatas muy vistosas para la tienda y gustosas en la mesa. Desde los edificios del extrarradio de la ciudad se ven en los bancales el trasiego de los pocos huertanos que aún trabaja su tierra exprimiendo hasta el último resuello para que los costes no se coman hasta el sudor de su camisa. Conforman una actividad económica que va siendo de interés cultural, etnológico y de conservación del paisaje como valor añadido en un sector en el que la escasa agua se canaliza a la política de partido como arma o trampolín a la fama según interese.
Ni Naciones Unidas ni el Concejal de Agricultura de Orihuela saben de donde sacaremos en Orihuela el agua para regar las susodichas patatas de ese futuro que ha pronosticado Mónica Lorente con agricultura ecológica. Así que señora Ministra Elena Espinosa, hasta para comer patatas a lo pobre, hace falta agua y luego nos vamos de fiestas mañas acompañados de ecologismo de alto copeta ¿Que será de la tortilla española si no tenemos un par de huevos?
Jesús Ruiz.
2 comentarios
Pepa -
Ortuño Lizón -
Enhorabuena Jesús Ruiz por este blog que seguro le cuesta mucho mantener.