Vivir del cuento
Un trabajador se mete en problemas por hacer bien su trabajo. No es lógico ni políticamente correcto pero es casi mejor no hacer bien las cosas antes que toparse con toda una cultureta de mediocridad.
El personaje de hoy corresponde a cualquier puesto de trabajo con contrato basura o como miembro de una gran organización empresarial o funcionarial, pero el caso particular sucedió en una empresa de servicios.
El chico con ganas de hacer bien las cosas compartía tarea con una chica con ganas de vivir del cuento.
Vivir del cuento se vive bien si está uno bien colocado en el sitio adecuado justo cuando se piden cuentacuentos, pero no siempre el mercado puede absorber tanta oferta de este tipo.
Así que la chica que tenía que trabajar como el chico ideó un plan para amargarle la existencia al joven varón que no atendía a sus demandas y de paso empezaría a saber vivir del cuento de los cuentistas cuentacuentos.
Como vivimos en un mundo en el que se abusa del derecho penal y la necesidad de castigar que tiene la gente puede llegar a ser infinita, a nuestro chico se le acaba de complicar el contrato con la empresa al ponerse en marcha los mecanismos automáticos del plan para amargarle la existencia por sonreír a la chica un día que esta se le puso delante sonriéndole.
Al día siguiente es denunciado por hacer provocaciones deshonestas a su compañera de trabajo.
Automáticamente el joven es cambiado de destino y la chica se coge una baja médica por depresión para reforzar el cerco. El resto de la gente se encarga gratuitamente de repartir el bulo de la conducta sexual del desgraciado, que por cierto, se me ha olvidado, es extranjero extracomunitario y en menos de seis meses debe irse.
Así que la joven de nuestra historia empezó a vivir del cuento arrastrando a un chico que no entendió a tiempo a esta sociedad llena de cuentistas y el cuento envenenado de la nueva cuenta cuentos le pasó una factura fatal para sus sueños de futuro en la sociedad del derecho al bienestar.
Ni la mentira ni la injusticia se advierten en determinados asuntos y en esto de las etnias y razas somos tan primitivos en nuestros juicios que desconocemos la capacidad de asombrarnos nosotros mismos cuando miramos hacia atrás y observamos los resultados.
Cuando la gente saca su lado malo, es mala y la mala ostia destroza vidas reputación, trabajo, futuro y lo que pille por en medio. Si queréis, podéis meter que la chica es una racista, una fulana, una xenófoba pero no es el caso.
Así que cuentos aparte la verdadera exhibición del moro fue su buen hacer y eso le llevó a perder el curro. Si es que, que les voy a contar para que no suene a cuento.
_____
Publicado en el diario La Verdad el día 3 de Agosto de 2008.
2 comentarios
Pepa -
Ana María Alós -
No me agrada nada saber de esos insultos que aloja en su blog. Se nota que ama la libertad de tal forma que inclusive respeta las amenazas vertidas en las entradas. Enhorabuena. Siga trabajando de esa forma.