El verbo en política
Con papel, micrófono y atril, uno se siente un pedazo de personaje. Les gusta anunciar ilusiones y mantenerlas con el nosotros haremos, y como las palabras se la lleva el levante de la tarde, usan los mismos argumentos y los mismos tiempos verbales.
La campaña electoral permanente, impide acercarnos a los políticos y recordarles su responsabilidad. Desde lejos nos dicen lo que queremos oír haremos esto y lo otro- con una facilidad y sonrisa que nos anula toda contradicción. Las promesas vendidas como hechos y las palabras encadenadas forman frases que se deshacen en el tiempo, como la ilusión.
Ya sabemos que el más usado es el verbo hacer, -del yo hago tú haces él hace-, en su forma futuro del indicativo.
Cuando te das cuenta, aquí, el yo hago, se cumple, pero cuando llegamos al enunciado nosotros haremos, la cosa se desvanece y ya no confiamos en el vosotros haréis a no ser que tengamos el solaje de la ilusión sin avinagrar.
Por que no hace falta que endulcen oídos con el yo haría, que los verbos en su forma condicional, no son amigos de la resultante y dicho por un tercero con la mente subcontratada, me produce grima y mala leche. En este caso , cuanto más dulce más amargo, mas si cambian a la forma condicional perfecta del verbo hacer, habría hecho.
Entonces entramos en otra dimensión ya que juegan con la significancia que la palabra escrúpulo precedida del verbo tener, convirtiéndonos, nosotros lo receptores del verbo tener, en sus chivos expiatorios.
A buena hora, mangas verdes.
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