La paradoja de sorites no es feminista
Ideologías y economía o política y economía van cogidas de la mano. Cada modelo político está perfumado con su modelo económico y al revés. Cuando ambas cosas se quieren separar o forzar algunas partes del todo a voluntad nacen las injusticias y los engaños. Por poner un ejemplo de lo dicho, ni leyes ni asociaciones ni políticas públicas de última hornada han conseguido que una madre se sienta orgullosa siendo madre porque primero para ser mujer tiene que liberarse del concepto mujer procreadora para ser libre en el papel de mujer trabajadora, estos es, que si un día es madre lo será a tiempo parcial para demostrar al mundo que puede hacer no igual sino mas que el hombre que es parir y trabajar.
Discrepo totalmente de esa aceptada concepción de lo que tiene que ser hoy en día una mujer para ser mujer –moderna- más cuando el sistema político no trabaja en ese sentido. Pongamos el ejemplo de una familia de tres miembros en el que trabajan los dos adultos y el niño tiene que ir de aquí para allá mientras sus progenitores cumplen con la turnicidad laboral que les separa lo cual condiciona su papel de padres y los convierte en el de cuidadores a tiempo disponible. Por lo tanto primero es el trabajo y luego la familia aunque los cantos de sirenas que se oyen por la tele te prometan el ejercicio del derecho a exigir la conciliación entre la familia y el trabajo. Se recurre a familiares, amigos, vecinos, al libre albedrío. En definitiva se traslada la tarea a otras personas y cada uno se apaña como puede.
Las políticas llevadas al efecto de conciliación de vida familiar y laboral no han surtido el efecto deseado ni han podido imponerse en todos los sentidos. La propaganda subsiguiente que aparece ante tanta promesa legal sin eficacia real da la sensación que se está reivindicado un deseo y no un derecho y el que tiene la suerte de disfrutarlo, pasa al círculo de los privilegiados lo cual genera mas sensación de desigualdad.
Llegados a este punto podemos encontrarnos con la paradoja del montón de piedras o paradoja de sorites en la que nos podemos preguntar cuando un montón de piedras deja de serlo si quitamos piedras continuamente. Por eso tenemos que preguntarnos de qué tareas tiene que descargarse una mujer sin perder su identidad o cuantas tiene que asumir para subir al podio de la mujer de diseño que replica la propaganda. Comprobarán que la palabra igualdad no es justa aplicada a tabla rasa, por lo menos en este mundo en el que nos desenvolvemos y que yo sepa nuestra sociedad occidental no se cambia de la noche a la mañana con la fuerza del Edicto. La verdadera liberación de la mujer está en liberarse de esa necesidad de librarse porque no hay mayor yugo que la sospecha de creerse esclavo, sin cadenas.
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