El manifiesto, (continuará)
Si es legitimo usar los derechos que la ley concede, no lo es abusar de ellos.
El resultado de ser un mal consejero político sobre un asunto brumoso, por odio, rabia o más bien por impotencia personal, genera un estado de guerra entre los que tienen que tomar decisiones y los acusados de banquillo; esos condenados por la muchedumbre antes que un juez se siente en su silla, que esto no se arregla hasta que llegue la güadaña ras al suelo.
Hay gente que sin ser cobarde pero al tiempo exigente con sus derechos, deja su libertad decisional al lider y para no tener problemas se adscribe perpetuamente al grupo sin deparar demasiado si el grupo se reconvierte en banda y una vez que eres de la banda ya no se despegan del término bandido. Los hay cobardes que se escudan en su puesto y firman todo lo que les llega a su mesa y los hay por supuesto valientes o simplemente cumplidores de la legalidad que les deja la costumbre organizacional de su entorno que tienen que enfrentarse con el resto de seguidores del agrio influjo relacional de la banda dominante.
No me canso de repetir que el Estado de Derecho no es lo mismo que tener derecho al Estado. Si un hombre se cree Estado, apañados vamos tanto los acusados de banquillo -esos condenados antes de que llegue el juéz- como los que estan al llegar, pero las bandas llenas de bandidos nunca abandonan su significancia aunque se escuden en papeles oficiales sellados en tinta azul. Escribo este post para los aludidos, pertenecientes a la corriente dominante que llega a los efluvios del poder sin sudar, para que el Estado de Derecho triunfe sino que exudan una brea apestosa cuyo hedor traspasa las límpias y finas telas de la legalidad, les deseo solo lo que se merecen. Y ustedes ya saben qué es. Muchas cosas y no buenas todas, están pasando en Orihuela ante la atenta mirada de la indiferencia, ja ja ja. Aún así me encanta mi ciudad.
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