Por aguas oriolanas
Ayer, especialmente ayer, las playas oriolanas no tenían que envidiarles nada a las caribeñas. Bueno, allí el ron corre como por las cubiertas de los galeones y tras las arenas y palmeras hay todo un sistema diseñado para la relajación, distinto al que tenemos en las urbanizaciones de aquí hasta el punto que los hay que repiten el pesado vuelo de diez horas para llegar al hotel caribeño. Bueno, eso son otras historias y el turismo en estos tiempos tambaleantes de economías es retroceso hay que saber atraparlo. Les recomiendo el artículo de Francisco Cecilia que se extiende en ese concepto.
Nuestras playas tienen bastante arena. Las corrientes marinas han sido propicias este último invierno. Este material, la arena de nuestras palyas, es básico para disfrutar la calidad de los servicios ofertados por el Ayuntamiento de Orihuela, los cuales, en general han mejorado en apariencia pero hay patrones de aptitudes políticas en políticas públicas turísticas que hay que ir abandonando por el bien de los potenciales turistas que nos visitarían y digo por su bien porque son los que hay que mimar y afianzar sin olvidar que las calidades una vez obtenidas hay que mantenerlas y proyectarlas para el resto del año. Iconos de esas calidades son la Bandera Azul, las normas de calidad ISO 9001 y 14.000, la Q de Calidad del ICTE o el sistema de gestión EMAS, mecanismos con que las autoridades públicas cuentan para ofrecer a sus visitantes unos parámetros de calidades certificadas en la europa de las acreditaciones, de la apariencia. Lo cierto es que las playas estaban magníficas y el agua cristalina.
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