Anacronismo en la policía de Orihuela

Hace pocas semanas  que el Pleno del Ayuntamiento de Orihuela aprobó la modificación de la plantilla de personal creando el puesto de Director de Seguridad. Me pregunto los razonamientos necesarios para comprender el por qué, cuando una determinada Jefatura de Policía Local llega a un determinado punto en el espacio tiempo, se crea la necesidad política de supeditarla a personal externo con experiencia militar, no policial. Es como ir al veterinario cuando te duele el cráneo. En el caso de Orihuela se dice que un militar de carrera será el candidato favorito a director de la orquesta, como si esto fuese la carrera por los Oscar. La Alcaldía de Alicante ha realizado cambios de forma lineal con mandos policiales extraídos del mismo cuerpo policial. Torrevieja ha elegido la vía castrense para orquestar esos cambios en su policía. Las tres ciudades son gobernadas por equipos de gobierno del mismo partido, entonces, ¿qué pasa en Torrevieja y Orihuela?

La respuesta en estos casos particulares puede ser debida a la escasez de mandos intermedios que puedan optar a la promoción profesional de forma continua y también en la forma de acceso a esos puestos ejecutivos, muchas veces aupados a los mismos por el cargo político ocasional en una demostración de poder no analógica con el mandato, moldeando el sistema a conveniencia. La mezcla de política y administración ensucia el panorama. Así, con estas formas de actuación poco responsable, se pasan los principios de mérito capacidad por las narices y se ven de pronto inmersos en la creencia dogmática de tomar nuevas decisiones y por  lo tanto, nuevos cambios. Por eso recurren a profesionales preparados para otras batallas. De ahí la pregunta, ¿estamos ante un escenario de guerra en  el que se necesita a un profesional de los ejécitos para dirigir la orquesta policial o se está pariendo la milicia almogávar oriolana? ¿Harán falta fuerzas internacionales para derimir el conflicto semántico? No, gracias, no quiero ver cascos azules en Orihuela pacificando a los poderes legales y fácticos. Por eso si la orquesta suena mal no será por falta de partitura. Intenten escuchar a los músicos, al público, a ver si el problema va a ser otro, como decía Newton, “hay que construir argumentos a partir de los fenómenos sin forjar hipótesis”. Dicho queda.