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Jesús Ruiz...desde Orihuela

Miguel Hernández Gilabert, de familia humilde

Miguel Hernández Gilabert, de familia humilde

Se están haciendo cosas. Se están preparando actos, eventos, reuniones, convites, envites y contingencias varias para celebrar el centenario del nacimiento de un poeta nacido en Orihuela, mi tierra.

Ya estan las instituciones preparadas para encauzar el homenaje. Al igual que una acequia canaliza el agua y la conduce donde quiere el hombre, la poesía guía el espíritu hacia derroteros sentidos por el poeta y desmenuzados en cuartetos y estrofas que traducen esas letras en sentimientos. La poesía de Miguel Hernandez es desoladora al tiempo que espectacular. Describe tanto dolor que casi duele. El complejo subrealismo reinante, desperdigado en cada golpe de pluma, desborda los sentidos. La metáfora se hace dueña en esa generación de extremma violencia políticaque destrozó vidas y sueño. La guerra destroza a los hombres y la nuestra aún huele a muerto.

Se están haciendo cosas. En el año de su centenario por lo menos hay que conseguir que la gente de Orihuela sienta que tiene un poeta, universal. Menuda paradoja para "tu pueblo y el mío" mas viendo la inobservancia  que Orihuela  rezuma hacia sus lumbreras y no quiero tener en cuenta la descarga ideológica -partitocrática- que hay que realizar para que no se note el solaje de la innata mala leche oriolana. Por eso no voy a dar consejo alguno a personas, ni a personajes, ni a fundaciones ni a asociaciones. Que cada palo aguante su vela.

Tranquilos, se están haciendo cosas. Hay movimiento en varias ciudades. El año de celebraciones hernandianas está deslindado y con carteles de "no pasar", solo faltan las cadenas. Qué lástima y desperdicio.

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