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Jesús Ruiz...desde Orihuela

El año que viene

El año que viene

Se agota ya un año lleno de cambios en Orihuela. Cambios de calendario y de unas pocas cosas más comparando las espectativas y las ilusiones con los resultados. Enero empezó como acabó Diciembre, como dicen, en precampaña. A estas alturas sabrá el anterior alcalde que no se le pueden dar responsabilidades de gobierno a cualquier energúmeno que esté bien colocado en una lista. La soberbia y la competencia se admiten en determinadas ocasiones. Medina estará recuperándose de la mala leche que se le quedó en la expresión después de tantos años en el gobierno municipal. Tantos años para acordarse solo de lo malo.

Las elecciones locales las ganó la lista que presentó su partido al desaparecer la escisión de años atrás. La alcaldesa Mónica Lorente se tomó unas largas vacaciones antes de empezar a gobernar. Son realmente pocas las cosas que han cambiado. Realmente es poco tiempo el que lleva el actual equipo de gobierno decidiendo, pero hay que tener en cuenta que esta ciudad tiene mucha sed y no solo de agua. Los corazones y las mentes no son como las plazas y las bombillas, aún así, al oriolano tipo le gusta que le cuenten como pasan las cosas y como deben de amueblarse la cabeza. Como serviciales vasallos tambien se vive feliz. Con estos antecedentes, hasta la libertad es un concepto discutible aunque podamos pasarnos un semáforo en rojo o pasen mil años más.

El año que viene estará lleno de ilusiones. Cada uno de ustedes desea una cosa, tiene un sueño o una desilusión que renovar. Lo imperdonable es pedir a los políticos como si fuesen los Reyes Magos. En esos asuntos no vamos a madurar mucho y eso que se nos presupone seres inteligentes de cerebro desarrollado y pulgar oponible. El año que viene es año de elecciones generales y como siempre los políticos municipales se volcarán en el carrusel de la eterna campaña electoral soportada por la caótica mezcla de política-administración, de forma tan descarada que dudamos en el tipo de democracia que navegamos, producto de una partitocracia plutócrata de nuevo corte. Ya no tengo edad para creer en los tres reyes, ni en el gordo ese. Lo estúpido e ilusionante a la vez, es convencerse de lo contrario. El año que viene, ya veremos.

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