PIRATAS
Las costas del Mediterráneo fueron atractivas para piratas norteafricanos que rapiñaban y esclavizaban a las desprotegidas familias del litoral, con el beneplácito de los otomanos. Por ello se levantaron torres vigías como las de Cabo Roig y Horadada para alertar a la escasa población de la llegada de los berberiscos al litoral; de ahí viene la frase moros en la costa acuñada entre los siglos XV y principios del XVI que coincidió con una nueva ola de expansión islámica, resuelta con la Liga Santa en Lepanto.
Inmersos ya en el siglo XXI nos percatamos de la metamorfosis que ha experimentado la piratería que ha llegado a inutilizar las antiguas torres costeras. Ya no vienen por mar en barcos y ya no son los moros de la costa los que rapiñan. Los tenemos aquí viviendo a lo grande como en Port Royal, enriqueciéndose con las nuevas patentes de corso, haciendo lo indecible por esquivar la acción de la justicia y sumando adeptos con políticos que están de paso en la Administración Pública. Han cambiado los cañonazos por los pelotazos, los barcos por los despachos y sus botines brotan a costa de la pértiga democrática y la Hacienda Pública.
En el 2003 se empezó por combatir a las mafias internacionales que delinquían en nuestras costas; Operación Ballena Blanca contra la corrupción negra, y se han topado con la mafia política o corrupción blanca, para vergüenza de la democracia, resentida por esta sodomía auspiciada por un laissez passer que nos arrincona en la oscura anomia, engrasada y mantenida por las cambiantes elites empresarial y política. Si los valencianos del siglo XVI reforzaron la defensa del litoral, ahora nos toca a nosotros defendernos de otra amenaza; la demagogia y la corrupción de voluntades en la Vega Baja, quién sabe si peor que la que dio origen a aquellas torres de vigilancia.
En un informe sobre la corrupción mundial, España obtiene una puntuación de seis y medio sobre diez, estando en el puesto veintitrés en el Índice de Percepción de Corrupción de ciento sesenta y tres países estudiados, en el siguiente puesto, Barbados y Estonia; datos de la prestigiosa organización no gubernamental Transparenciy International. La silenciosa incursión de la corrupción en la política ataca a la gobernanza del sistema democrático y generaliza las malas prácticas de gobierno, cuyos tentáculos pueden hacer fracasar los códigos de buen gobierno en su implementación municipal.
¿Se pierde calidad democrática con los que reinventan la Administración Pública a golpe de informes y rumores?
Lo dicho, piratas modernos, como siempre.
publicado en La VErdad
2 comentarios
Lolo -
el del centro -