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Jesús Ruiz...desde Orihuela

Nada perdura, todo se muda

Nada perdura, todo se muda

Vale, me lo creo, Osama ha desaparecido del mapa. Para el que se dedica a erosionar el poder instituido por cauces no convencionales llámese rebelde, terrorista, combatiente wahabbí, ha nacido el nuevo líder de la organización terrorista de fuerza mediática brutal y débil estructura. Se llama Ayman Al Zawahri y es médico aunque la cabeza del norteamericano musulmán, Adan Yahiye Gadahn, está en el mercado a un millón de euros.

De momento en España no se ofrece recompensa por las cabezas de los terroristas mas buscados y entre los mas buscados y mas visibles se encuentra nuestro Raúl Aduna Vallinas que en su casa lo conocerán. Por este no ofrecen recompensa, vamos, ni un duro. Eso sí, si lo ven por ahí, hay que rellenar un formulario, ya me entienden. Son percepciones distintas del fenómeno terrorista.

Lo cierto es que la noticia de la muerte de Osama es impactante, todo el mundo menos los muertos hablan de ello. Como lo resuciten va a ser la leche, le va a salir competencia al primo de Alá pero falta algo importante para el ciudadano medio harto de programas del corazón. Falta el espectáculo Gore de cadáveres pasando por todas las cadenas. Necesitamos ver esa sangre que afianza la credibilidad. El ADN no  nos vale, es para las series de televisión de Miami-Dade. Es mas, los soldados encargados de la misión busqueda y destrucción, no iban de excursión  a la casa de Obama como nuestros GEOS, a detener al morito terrorista sino que la misión era ¿matar?. Eso ya nos lo hemos comido con patatas como nos comemos con patatas las aspiraciones etico-políticas de nuestros terroristas, tranquilos en el territorio de Sabino Arana al no volar por allí los helicopteros norteamericanos con patente de corso y alma de legionario.

Con Obama y su equipo de gobierno observando lo que los soldados ven a través de sus miras telescópicas a miles de kilómetros y con Osama B. L. muerto por los soldados o por el departamento de prensa del Pentágono, emerge una etapa desconocida para los que acostumbran a tener las cosas bien ordenadas, como son los enemigos. Aún es pronto para determinar si estamos inmersos en una verdadera ola de cambio en los estados islámicos o es una operación de laboratorio diseñada por las agencias especialistas del trabajo sucio, destinadas a suplantar el vacuo discurso del extremismo made in Irán de la época Jomeini.

La verdadera prueba de fuego está por llegar al gran Magreb concretamente en nuestro vecino del piso de abajo, Marruecos. La complacencia dinástica alauita a la cesión de derechos de corte occidental hace pensar que el mundo político marroquí está abriendo las alforjas de los mal entendidos "derechos". No es un secreto que Marruecos tiene problemas serios. El pueblo marroquí con acceso a Internet y parabólicas, experimenta cómo crece la distancia que separa su nivel de vida respecto a los suyos en el viejo continente pese a la crisis. Mohamed VI seguirá jugando a soltar cuerda con disimulo, favoreciendo  tinglados electorales poco claros que soslayan las libertades públicas al más viejo estilo autocrático, en comunión directo con la oposición de su ejecutivo a la europeización incipiente de su clase media, poseedora de una vitalidad preocupante para el status quo.

Mientras todo esto sucede y si no hay riendas visibles, el pensamiento islámico radical se va amerando por barrios y medinas a pesar del perfume liberal con el que se está vendiendo al mundo la violencia política en un corsé de revolución árabe que no cuaja como quisiéramos. Los políticos españoles son diferentes. Tienen otra visión de lo que es el terrorismo al tiempo que aplauden la operación de los soldados de Obama. Es contradictorio por que si se nos ocurre hacer lo que ellos en Pakistán montamos otro Nuremberg a la vizcaína y resucitamos  al defenestrado Grazón, que para eso somos de lo que no hay por ningún sitio.

Mientras tanto en la pequeña gran ciudad de Orihuela nos entretenemos observando los juegos iniciáticos de los elegidos, que en breve empezarán su propio carrusel electoral como si de un gran circo de promesas se tratase. El mundo mundial que conocemos está que quema y aún se oye eso de a un palmo de mi culo fuego. Pues eso, reubiquen sus traseros que hay brasas y amenazan con tormenta.

 

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