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Jesús Ruiz...desde Orihuela

Interferencias

Interferencias

El economista inglés Malthus tenía parte de razón al augurar que cuantos más habitantes seamos en el mundo, más problemas tendremos para asegurarnos la existencia. Además, nos movemos en una sociedad abarrotada de normas y prohibiciones para intentar encauzar un poco el tema. Algunas las respetamos sin cuestionar mucho el por qué, como la de parar ante la luz roja del semáforo. Pero la mayoría se respetan por el qué dirán o para que no nos multen y no por que estemos convencidos de la utilidad social de su cumplimiento.

Lo digo por que no me creo eso de que un móvil en un avión de pasajeros interfiera en la aviónica pero queda esa pequeña duda, no sea que se vuelva majareta la electrónica y el piloto pida pista en Madagascar en vez de La Española. No duden que la compañía culparía al móvil, capaz de trajinarse un aparato de ciento noventa y tres millones de euros.

Como el negocio es el negocio, una aerolínea francesa ha empezado a autorizar el uso de estos ingenios en vuelos cortos de tres horas y es que hay gente tan necesitada de comunicarse que se tiraría todo un vuelo continental hablando con la tía María de Bullas, enterándonos de vidas y obras que nos importa un bledo. La verdad es que no me imagino un pasaje con trescientos jubilados con el tono del chiki-chiki, así que esa noticia es buena por que no se multará a los que desobedezcan a la autoridad aérea por interferirles los cojinetes y se librarán de la contradictoria descortesía de esas tripulaciones sin gracia que montan ahora en las aeronaves.

Sin embargo en la vida municipal no hay sanción posible para las interferencias ni reglamento alguno que regule un poco los móviles que manejan el asunto, que la cosa no está para distraerse. Así que señor concejal, concejala y demás gobierno, no se distraigan cuando el concejal de área argumente en un pleno municipal que la modificación del asunto que llevan entre manos se realiza al ser mejor para todos, no sea que acaben por apoyar la moción contraria al interés general y el punto equivocado, al ser en ese ratico de interferencias donde se trajina el para todos por el para nosotros.

Luego forzamos plenos y ponemos el grito en el cielo sorprendidos por la hazaña digna de la feria nacional de trileros. Y es que no hay norma ni social ni jurídica que sancione en el acto las nocivas interferencias en los móviles municipales, a veces de tan altos vuelos como el coste de un airbus, aunque sea de segunda mano.
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Artículo publicado en el diario La Verdad el día 8 de Junio

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