El pueblo, no lee poemas
Está claro. Yo lo tengo muy claro. Se avecinan tiempos de cambio. Las entidades de crédito están con las orejas tiesas. Si a todos nosotros nos diese la calentura del miedo y tal día como mañana nos presentamos en las entidades bancarias a retirar los ahorros, liquidar bonos y convertibles, nos negarían el dinero, no por no querer sino porque no disponen del que dicen tener.
De vez en cuando hago comparaciones para entender la clase de políticos de altura que hay en nuestro sistema político y como pueden llegar a puestos de gobierno y tomar decisiones de gobierno. No se quien les ha puesto ahí pero ahí están. No se si son causa del obsoleto sistema de financiación de los partidos políticos pero como resultado de ello se ha generalizado y asentido la sospecha de corrupción municipal, retroalimenta por el flirteo con el empresariado local para llevar a puerto sus excesivos gastos. Puede que no sea ese el problema principal o que solo sea uno de los que condicionan el espectro de problemas que identifica a la clase política en general. Otro de los grandes problemas de legitimidad en el sistema son las listas cerradas. Con listas abiertas el ciudadano se involucra y puede discriminar a un buen posicionado por el partido pero de capacidad obtusa, por otro de demostrada solvencia política y conciencia pristina de lo público.
No hace mella en la responsabilidad política saberse incapaz pues el incapaz sufre de idiocia y no entiende lo que es la responsabilidad, mas sabiéndose respaldado por nosotros, gran masa de votantes con ese mismo problema. La democracia no tiene por que ser un sistema de gobierno inteligente pero necesita de personal inteligente para no violar los principios del buen gobierno. Sobran los políticos incapaces, las listas cerradas y los excesos injustificados. Todos tenemos en gran medida parte de responsabilidad del descalabro político que estamos soportando. Todo se politiza partitocráticamente como si estuviésemos en los patios de los colegios.
Cuando la fiesta se acaba hay que saber abandonarla a tiempo, no sea que nos confundan con restos de basura. Cuando dices a la gente que pregunta cual sería el camino correcto para salir de la situación actual y les digo lo que no quieren oir ni me asombro de la dependencia endémica que existe hacia la idiocia del político que goza de la misma irresponsabilidad. Por lo tanto, sigo la corriente, en silencio, no sea que encuentren un pretexto.
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