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Jesús Ruiz...desde Orihuela

Ideas que escuecen

Ideas que escuecen

A Zapatero se le mueve el gobierno y al FMI el alma. Los gobiernos están venga a meter dinero al sistema que no hace más que toser pidiendo más, más. La crisis,  financiera o sistémica, es galopante. Nadie se fía del otro, pero en lo referente a la adquisición de vivienda y emancipación de la personalidad y todo eso, no hay un duro. Todo está comprometido en pago de deuda. La compra de vivienda se ha convertido en cosa de ricos y hasta los ricos, nuevos o viejos, tienen problemas a esos precios, así que tengo un plan que acarrea muchas consecuencias pues atañe al sentido común, al supuesto estatus, a la moral y al bolsillo que muchos creen tener.

 

Se me ocurre un plan para que las empresas tengan dinero para pagar a sus clientes y estos a los otros y que no se valla todo al traste tan rápido y que casi todo quisque tenga casa aunque sea sin muebles así no tendrán que salvarlos en caso de inundación. Los constructores de viviendas tienen muchas promociones terminadas y paralizadas al hundirse la demanda. Además esta crisis acarreará un antes y un después en la liberación de suelo urbano por mucho que le pese a los que lo tienen acaparado al haber tocado techo el caramelo que complementaba la financiación local.

 

En mi plan no hace falta que la administración pública genere vivienda de protección oficial. No hace falta que los futuros compradores suelten dinero negro para la VPO pues todos sabemos y no denunciamos que hay que sacar un préstamo personal para adelantar la reserva. Así que la idea trae tela y escuece. La tela es convertir en vivienda protegida toda aquella terminada sin vender y sacarla al mercado a precios que la demanda real puede cubrir. Ya veo las manos de muchos en sus cabezas diciendo que barbaridad es esta. Pero nene. Si no cedemos se rompe la cuerda y te arruinas y arrastras a otros y luego vas a pedirle a Zapatero que inyecte al mercado de finanzas otros cien mil millones de euros a ver si cae la breva y se reanima el muerto que ya está muerto tiempo, empieza a oler.

 

Si solo en la provincia hay cincuenta y tres mil pisos sin vender significa que hay cincuenta y tres mil independencias familiares menos. A los precios actuales está claro que nadie va a emanciparse y los bancos, con el euribor bajo el brazo, no quieren más morosos así que hay que ajustar el precio de compra aunque digan los promotores y los contables lo que digan. Bajando el precio, la casa se podrá hipotecar y el mercado no se paralizaría tanto con casi ochocientas mil viviendas en el país esperando comprador pues más parece que aquí todo quisque espera que el Gobierno saque a todos las castañas del fuego y no vale con lloriquear diciendo que no puedo pagar y punto. Y se lo creen todo. ¿Realmente pasará todo para el dos mil diez? Todos quieren vender. Unos pisos y otros votos. Pero para que funcione el mecano hay que desmontarlo,  engrasarlo y adelgazarlo. Hacer propuestas como estas, trae quebraderos de cabeza para el que cree que recobrará su lucro cesante. Lo cierto es que el asunto no es jauja y la política como la economía a veces escuece de verdad.

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