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Jesús Ruiz...desde Orihuela

La advertencia

La advertencia

Cuando no hay salida una de las opciones es seguir hasta el final. Dirán ustedes que eso es fácil de decir porque normalmente lo que hace el conjunto de mortales es buscar una situación convincente al problema dado sin pararse ni un segundo a cuestionar el asunto en sí mismo.

Todo esto viene a cuento por la cantidad ingente de medidas que están promoviendo las autoridades competentes para resolver la crisis que a estas alturas ya no se si la crisis es nuestra o de ellos o es un mal sueño.

Llegados a este punto y viendo que el animal racional metido a gobernante político termina por descargar la culpa en el adversario, y le hincha a medidas correctoras que más bien le aumentan el síndrome de culpabilidad, les propongo una medida, la nuestra, que les dejará fuera de juego y puede destapar la caja de los truenos. Esto lo digo porque, ya que da igual que el ciudadano medio se gane la vida honradamente y bien; como dice mi vecina Remedios,jornalera jubilada, y también da igual a estas alturas que uno no sea un consumidor compulsivo de servicios públicos y visto que el intocable Estado de Bienestar lo van a travestir por decreto, voy a proponerles–imaginariamente de momento-,lo que llamaré Operación Once –O11.

No es un número caprichoso, no es un recuerdo ni una clave, es un ya está bién. Que todo el mundo desaparezca once días. Todo el que hace  sonar el ajuar de la democracia real, esa que se están cargando los que no han proveído las herramientas para evitarlo, que desaparezca del mapa once díasn. Ni facebook ni twitter. Como todo el mundo usted y yo contribuye en mayor o menor medida a que sea factible la democracia y el Estado de Derecho y Social que disfrutamos aparentemente, reduciré el grupo a esa sorda infantería de la administración dejando de lado los cuadros de mando que para ellos tengo otra misión. Esto es, que médicos, bomberos, policías, controladores del control, profesores y todo lo que haga funcionar esas pequeñas piezas de este gran mecano que es la sociedad, se quede fuera de la partida durante once días.

Algunos de ustedes se estarán preguntando a qué partido político pertenezco que si a los antisistema o a los anarquistas pasando por los nihilistas pero el fin es bien distinto y la duda está mal enfocada. Les propongo no ya una receta no una solución sino una salida a esta locura de mandar al zorro a cuidar gallinas. Desapareciendo del mapa un tiempo –once, por decir un número- el sistema se retroalimenta, expulsa lastre, las pulgas abandonan el cadáver nada más se percatan que la sangre no circula, corre el pánico, la autoridad sobrante queda desautorizada, el mundo se les viene encima. No hay que disparar a nadie, no hay que afilar la guillotina, no hay que eliminar al adversario, se transformará como buen animal racional. Sincronizado en el fin a perseguir, usted es el sustento del Estado y la pieza clave del sistema. Imagíne el poder que tiene.

 

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