Educando en la calle
Pasos de peatones. Son sencillos de pintarrajear en el asfalto por los servicios municipales de señalización. Unas cuantas franjas blancas pintadas en el suelo y el peatón está a salvo de los insolentes coches que circulan por la calle. Son los coches insolentes porque su peso y composición hace que nuestra carne y huesos se resquebrajen ante un atropello, casi nunca buscado, que con esto de la crisis no se sabe ya de donde sacar unos euros.
Normalmente en esta ciudad se respetan bastante los pasos de peatones. La educación de los conductores oriolanos en ese aspecto no baja del notable, Ya que he tocado el tema de la educación tengo que hacer una excepción no ya en los conductores sino en otros usuarios de la calle como son los peatones y transeúntes. Los hay que se creen que la prioridad de paso del peatón sobre el vehículo motorizado es un don. Es un don convertido en derecho que puede resultar en atropello por lo tanto la prioridad nos la dan siempre porque sin cesión hay atropello. La prioridad en un derecho de resultado, se establece un lenguaje no verbal, un contrato de tú antes que yo, cuestión de educación y respeto a la norma. Por eso me produce desdén observar como se desperdicia ese momento irrecuperable de educar a los niños a las puertas de los colegios de primaria. Y lo escribo para padres abuelos cuidadores y hermanos de los niños que van al colegio.
Resulta extraño que un padre le pregunte a su hijo como le fue el examen de conocimiento del medio a la vez que está atravesando la calle para ir a la otra acera dejándose el paso de peatones a quince metros y haciendo parar prematuramente el tráfico que circula por la calle con riesgo elevado de ser atropellado. No le vale de nada al niño conocer que el hielo de los polos se está derritiendo por la acción del calentamiento global producido por la emisión de gases de efecto invernadero. Un día su padre no irá a recogerlo al colegio o se le hará tarde y atravesará, como siempre lo hace con su padre, a quince metros del paso de peatones porque le viene mejor sin ser consciente de esa sencilla pero gran norma que se creó para evitar atropellos. Sobre todo por esos niños que se aprenden de sus padres y al ser pequeños no ven las cosas como nosotros y van al colegio para aprender entre otras cosas, otras cosas- Tenemos la costumbre por delegación de responsabilidad de ir educando desde casa, en el coche, en la calle para que desde pequeñitos usen las aceras y de hacerles entender que un paso de peatones es un salvoconducto para pasar de un lado a otro. Simplemente le llevamos al colegio para que memoricen textos y saquen buenas notas sin aprende nada del muno real que les rodea. Y lo sorprendente de estos padres abuelos cuidadores y demás familia es el enfado que demuestran con desparpajo hacia un agente de tráfico cuando se les recuerda el obligado cumplimiento de la norma, que como ya hemos dicho, se impuso para evitar atropellos y costes sociales, cosa que parece no importar a estos progenitores, malos educadores aunque se crean buenísimos padres. Por los niños, solo por los niños, y niñas.
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