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Jesús Ruiz...desde Orihuela

Diputaciones en la UCI

Diputaciones en la UCI

Hay quien aboga por la desaparición de las diputaciones como ente provincial y yo no estoy de acuerdo y lo digo con los argumentos siguientes. La historia está viva, es cambiante aunque desde hace pocos años se le proyecta gubernamentalmente unidireccionalidad ideológica al historiador. Es como decir eso de que aquí se piensa como me da la gana. Ahora se están revisando los últimos doscientos años con la manivela ideológica de turno. El siglo diecinueve fue un desastre para el imperio español inmerso continuamente en guerras y trifulcas internacionales. Desde lo de Trafalgar se acabó el chollo de potencia mundial. Una flota de franceses con mandos incompetentes llevó a la ruina a lo que nos quedaba a flote. Nos quedamos sin flota, con las manos vacías y empezamos a meternos el rabo entre las piernas. La constante involución política española se nutrió a base de más de un siglo de berrinches, exilios, alzamientos, regencias, levantamientos carlistas, constitucionalismo variado, parlamentarismo pretoriano, repúblicas fallidas, cantonalismo, federalismo incipiente y un cacao revolucionario que desembocó en un episodio de violencia política extrema que aún colea entre las piernas.

 

Pero toda esta viruta que nos podíamos haber ahorrado no ha podido con las Diputaciones, las mismas que ayudaron a la consolidación del régimen constitucional. Son una creación legislativa de Las Cortes de Cádiz que trascendió en las actuales provincias y regiones históricas convertidas ahora en autonomías gracias al trabajo del Secretario de Estado Javier de Burgos en 1833 tras la muerte de Fernando VII. Este Borbón, al igual que una gran vela, se hinchaba hacia donde soplaba el viento e hizo todo lo que estuvo en su mano para malograr los avances de la Pepa. Igual iba por la moderna senda constitucional que se descarriaba en los coletazos del absolutismo hispánico.

 

En Alicante tenemos otro rey, no es un Borbón aunque se preste para retrato a caballo con el Teatro Circo al fondo. Soplan vientos ripollistas en la Vega Baja mezclados con un frente de rachas campistas. El mapa de las ayudas y subvenciones a los municipios es cambiante. Igual que te lo podría dar te lo puedo quitar. El viento es caprichoso. Solo tienen que dar un tachón a determinada partida y adjudicarla a otro menester. Ya era hora que Orihuela ganase algo con tanto que lleva perdido aunque solo sea aire para empujar la vela de Ripoll. Para la historia política local siempre quedará en el ambiente que se le ganó la batalla a Camps. Alicante se escinde desde Orihuela en aires cantonales así que pueden pasar dos cosas. Que el efecto Ripoll perdure y madure amerándose en el Partido Popular valenciano y se proyecte en el más allá o que se desinfle como una mera ilusión bajo carpa que se fraguó en el teatro oriolano.

 

Hay quien dice que las Diputaciones podrían desaparecer pues ya están las Comunidades Autónomas como exponente descentralizador del Estado. Todo es cuestión de hablarlo previa justificación de la necesidad o capricho de la afirmación desvinculando política y administración. Las diputaciones dinamizan la provincia prestando servicios a los ayuntamientos con menos recursos. Sustituirlas por las Comarcas puede complicar aún más el espectro político administrativo territorial. Las diputaciones no sobran. Son necesarias y lo serán si se abandona el actual espíritu competitivo y abogan por la cooperación, que entre otras cosas, por eso nacieron. Las diputaciones no están enfermas, son ya demasiado viejas. Jesús Ruiz

 

 

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