Obama no es Kennedy, amigo
Ni a puñetazos metemos a Obama y Zapatero en la misma caja. Es como hermanar un renacuajo con un pez payaso. No hay color ni por analogía. La victoria del futuro titular de la Casa Blanca se ha recibido en Moncloa como agua de Mayo. Por algo será que Zapatero necesita amigos influyentes porque los colegas de su primer viaje, le pueden soltar en cualquier momento un calvotazo de esos que marean. La errática política exterior española es causa de sorna en los despachos de Washington, y que un hijo de Osama bin Laden nos pida asilo político tras los atentados de Madrid causa el mismo estupor que el compadreo que soportamos con Hugo, Evo, Castro el moribundo y cualquier otro poste que sirva para alinearse confederadamente con radicales frente a los norteamericanos. Demasiados giros en este baile.
Tambien la forma que tenemos de entender nuestra democracia desconcierta en circulos internacionales. Hemos pasado de ser un pais ejemplar en lo que a regeneración democrática se refiere a ser ejemplo a no seguir, sobre todo para los estadounidenses de mano en pecho y bandera estrellada que no se cuestionan la protohistoria. No se si será por el peso de la ideología o la necesidad de energía nuestro alineamiento con países inestables de democracia plumífera. De Bolivia y Venezuela lo que podemos pescar es un resfriado político espantoso. Ahora solo falta que el peruano Alan García, el ecuatoriano Rafael Correa, Evo Morales y Hugo Chávez enderecen su discurso populista hacia un contencioso histórico contra los españoles por expoliar su oro. Toma ya multirateralidad.
Sin embargo, si la cuestión imperante en la toma de decisiones estratégicas desde Moncloa, es la endémica dependencia energética que no ideológica, el cinismo está servido en nuestra jóven democracia asociacionista con la misma capacidad movilizadora que el rumor de un prejuicio. Oí hace años la promesa de cerrar las centrales nucleares. Menos mal que el asunto está parado pues antes como ahora, dependemos de la importación de electricidad de las nucleares francesas y del gas del Magreb, así que no solo de molinos de viento y placas solares vive mi estufa. Nos tienen acogotaos hasta en la factura electrica que se dispara aún con el demócrata de Chicago exalando concordia.
Como iba diciendo, a Barak Obama le salen amigos por todos lados por lo bien que sabe tocar la flauta. Hay ansia de cambio sin esfuerzo. Infelices. Pasmaos se van a quedar en Moncloa si las cosas se ponen feas en el escenario internacional y el Kennedy negro, politólogo con mucha calle antes que abogado, necesite tropas armadas de sus aduladores, pertrechadas con balas de verdad y betadine para frenar los avisperos sírios afganos e iraníes. Seguro estoy del giro copernicano de Zapatero, tan malabar como el que lució Felipe Gonzalez con el asunto de la OTAN. Así que con tanta tele y tontería rosa me dice mi padre, que no es comerciante sino productor, que hay que llevar cuidado con las amistades, que Aznar se apegó al tejano George Walker Bush y mira si se lió gorda en las calles, que ni los limones de su huerto oriolano los querían en Cataluña. La leche que nos dieron.
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