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Jesús Ruiz...desde Orihuela

¿Droga para todos?

¿Droga para todos?

-Oiga señor, oiga, allí están fumando porros.

-No señora, no, porros no, sólo fuman, lo de porros lo agrega usted.

- Ya, ya, pero, son porros.

- No señora, no lo son.

- Vamos a ver señor, ¿usted para qué está?

- Para discutir seguro que no señora.

Así que el hombre y la impertinente se contradijeron casi el mismo tiempo que los chicos en terminar sus cigarrillos.

- Y ahora señora espere aquí por favor.

El hombre se va a veinte metros se sienta en un banco saca tabaco se lía un cigarrillo y lo prende. Se acerca a la señora y le pregunta qué tipo de porro lleva en la mano que si de marihuana o de peyote a lo que esta le responde que está loco de remate, siguiendo su camino para la misa de las ocho sin saber que una cajetilla de tabaco americano facturado por Altadis cuesta ya lo que ella gasta en comer al día, por lo que se está incrementando el consumo de papel de fumar.

El ejemplo ilustra la sanción social que proyecta una conducta no aceptada por la mayoría de ciudadanos como la que se refiere al hecho por consumir drogas o parecerlo. Los jóvenes no estaban fumando porros. Estaban fumando. Lo que enfadó a la señora es que no prestasen atención, pues ella creía que su anuncio iba a desencadenar la inmediata orden de intervención para acabar con la conducta delictiva que ella creía sinceramente que se estaba produciendo en aquel banco de la Glorieta Gabriel Miró.

Drogarse, lo que se dice drogarse, nos drogamos más de lo que creemos, por eso el gobierno valenciano hace diez años reguló las drogodependencias y las conductas adictivas que generan el libre albedrío. Es un problema público convertirse en drogodependiente por lo que la ley regula desde la venta de la peor droga que existe por los costes sociales que conlleva, el alcohol, hasta las conductas ludópatas pasando por el tipo de alcohol que pueden beber los jóvenes en relación a su edad y la prevención en el consumo exagerado de drogas socialmente aceptadas, que es esto de la droga también hay clases.

La diferencia que existe entre un consumidor de alcohol y otro de porros es que el primero puede beber hasta morirse en la barra de un bar y el consumidor de marihuana lo hace con la premisa de que la denuncia gubernativa mínima es de trescientos euros. El debate actual está en hacer legal el consumo terapéutico de las drogas criminalizadas para hacer llevadero el sufrimiento que causa el dolor físico. Sería una salida el cultivo de cáñamo de las indias para nuestros desaforados agricultores de limones.

Lo malo del asunto es que las colas para conseguir un porro de farmacia colapsarían aún más la sanidad pública. Las iglesias ya no quemarían incienso y de seguir así es mejor que se queden las cosas como están. Así que a la impertinente de la Glorieta no le dio ningún trastorno social y a los Rolling Stones, tampoco.
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Artículo de opinión publicado con el título Drogas para todos en el diario La Verdad del domingo día 17 de agosto.

1 comentario

Eduardo Olivares -

Si vale no está mal el enfoque dado. Lo que si es un rollo es que no puedes beber con tus amigos en la calle. Llegan los policías y se acaba la fiesta sin tener en cuenta lo que se molesta lo que ensuciamos o lo que bebemos. Los locales con garrafón tambien debe de ser una priridad para las autoridadades, en este caso las sanitarias, que estos locales se forrann con esa bebida de mala calidad. Botellón no es tomarse unas cervezas con tus amigos digo yo. Edu.