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Jesús Ruiz...desde Orihuela

Por un puñado de velas

Por un puñado de velas

Hay que ver como se las gastan los exaltados cuando creen tener razón. Lo que sucedió el Sábado Santo a las puertas del Ayuntamiento de Orihuela previo a la procesión del Santo Entierro, es material en bruto para la segunda parte de la película Los Santos Inocentes pero creo que el santanderino Mario Camus ya no está para dirigir historias de arrebatos de la España profunda entre señoritos y campesinos donde unos mandan y otros asienten sin rechistar. La cuestión es que ya va para una semana y la versión oficial de lo que ha quedado como la algarada del velaso a Franco no se la cree oficialmente nadie. Los rumores corren mas deprisa que la verdad y como cada uno cuenta la historieta según sea de uno u otro bando vamos a quedarnos con las ganas de conocer los hechos tal y como sucedieron.

Lo cierto es que algo pasó para que el presidente de la asociación de moros fuese bendecido a gran velocidad con su propio cirio. Hay quien dice que se burló de los allí presentes ofreciendo la velica despectivamente, lo que supone tal rasca de pedernal al incendiario ambiente de protesta existente que es una irresponsabilidad y una alteración del orden tanto la actitud de exigencia de unos como la actitud irresponsable del incauto que regala el cirio. Otros dicen, y en esta versión se apuntan los medios de comunicación, que el señor Franco ofreció su vela a los presentes y estos la cogieron y la estrellaron en la frente del voluntarioso exconcejal, lo cual sorprende pues me están insinuando que en la calle no había personas sino talibanes con traje y corbata dispuestos a portar una vela a costa de derrocar al Gobierno Municipal en Sábado Santo.

Lo indiscutible es que en un momento dado de la tarde y momentos antes de la procesión, faltaron velas para la gente que iba donde todos los años a recogerla y se encontró sin velas y sin opciones claras de procesionar. La organización se movió rápido y mandó a buscarlas pero la muchedumbre reaccionó irracionalmente y se alborotó al ver que llegaba la hora de la procesión y ni habían velas ni podían comprarlas. A alguien se le pasó el asunto y el anuncio de que las velas las daban aquí o allí fue dando tumbos desde la iglesia de Santa Justa hasta el Palacio Marqués de Arneva donde estaban las autoridades. Menudo fracaso por un puñado de velas, con lo lucida que iba la tarde y el tema va a quedar para la historieta de esta ciudad como que a Franco le estrellaron su cirio en la cabeza y sin embargo estaba dando todo lo que tenía, el pobre. No creo que clame al cielo. Yo siempre le digo a los incomprendidos humillados y apaleados dándolo todo por el pueblo que no se crean tan importantes que mira lo bueno que era Jesús el Hijo de Dios que vino a salvarnos y encima hacía milagros y lo crucificaron en cuanto pudieron.

Pero como ya somos civilizados como los animales y tenemos más luces que Azarías; magníficamente interpretado por Paco Rabal en Los Santos Inocentes, Franco el de Aguagest pudo alumbrar con una vela nueva pero con un chichote en la frente y el que le dio el velaso se fue a su casa como si aquí no hubiese pasado nada; algo no salió bien. Eso si, al año que viene velas y cirios no van a faltar para que alumbren ustedes como Dios manda, eso se lo aseguro. Traigan mechero, no sea.

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